Volvamos a la rutina. Volvamos a producir. Dejemos atrás la inhabilidad oficial. Pero antes, hagamos una recopilación de lo sucedido en ese cómodo mes de agosto. Y dejaré para el final lo último acaecido. La matanza en Las Ramblas, entre flores, mercado, turistas y coches de bebés. Es decir, toda una locura y un despropósito, solo imaginable desde el punto de vista de la incultura y sobre todo desde la maldad del ser humano. Siempre he detestado a los que en nombre de su dios se dan golpes de pecho fariseos o asesinos.

Las conclusiones que se deben sacar van desde la manifestación de una joven activista musulmana cartagenera que afirma que no ha visto a los blancos disculparse por las Cruzadas, hasta la presencia del rey Felipe casi al frente (era mucho pedir que fuera a la cabeza en Cataluña) de la manifestación en Barcelona contra el terrorismo. Una primera fila de la misma fue para los que estuvieron dando la cara en ese trágico momento. Lo que es perfecto, pero creo que la presencia del Jefe del Estado no estorbaba. La segunda cabecera fue para esas autoridades políticas que fueron desde el Rey (silbado al llegar) y el presidente del gobierno (recibido con gritos de «fuera, fuera»). No obstante, allí estuvieron, junto con muchos presidentes de Comunidades Autónomas, incluida la nuestra, demostrando que Cataluña es España y que todos fuimos atacados por los asesinos en ese día. Este es mi Jefe del Estado, no el que mata elefantes, está casi al frente de un golpe de estado o disfruta a nuestra costa de sus devaneos. Y es que hay manifestaciones donde los más apolíticos por ley como el Rey o los jueces deben estar. Como cuando Aznar, porque se lo dijo su amigo Blair, justificaba una guerra porque estaba empeñado en las armas nucleares que nunca aparecieron. Hay circunstancias en las que hay que estar en un sitio y se está. Los nenúfares son para los estanques solamente.

Otra conclusión ineludible que extraigo es que una vez más no se trata de reformar la ley. Lo decía cuando los atropellos a los ciclistas. Y ahora lo repito, con ocasión de lo manifestado por Rajoy: Si hay que reformar el Código Penal se reforma, a efectos de un mayor éxito en la lucha antiterrorista. No, señor presidente, esa no es la solución en mi opinión. El Código Penal español es de los más duros de Europa y contempla todos los posibles delitos, incluido el de terrorismo con su ley especial. Si acaso, la reforma estaría en obligar a los malos gestores públicos a devolver de su bolsillo lo mal gestionado. La solución es dar más medios a las fuerzas de seguridad del Estado para que puedan luchar y sobre todo prevenir esos atentados terroristas. Menos reformar, menos recortar y más medios personales y materiales a la policía en general.

Pero no todo ha sido malo en este mes que acaba de fenecer. Es divertido por lo cutre que es que en la hostelería existan abusos, no ya en el precio de una lubina por ejemplo, sino que te cobren el gas que se gasta por pasarte un poco más el pescado o la carne, o que te cobren que te ponen mantel de tela y no de papel (como diría Cela he venido a comer, no a ?), o la música que te ameniza, y hasta el hielo del vaso. Racanería que ha llevado a Facua a denunciar.

Yo me limito a no volver a ir a ese bar o restaurante y a desaconsejarlo a mis amigos.