El pasado jueves, 17 de agosto, todos fuimos atacados en Barcelona y Cambrils. Todos. Atentaron contra nuestra sociedad y nuestro modo de vida; contra nuestra irrenunciable apuesta por la libertad, por la democracia y por la convivencia pacífica de todos; por los valores en los que creemos y que deben seguir siendo en el futuro la base de nuestra convivencia.

En nombre de un millón y medio de murcianos, ayer acompañé a los miles de hombres y mujeres que, desde todos los rincones de España, llenaron las calles de Barcelona para decir con contundencia, en voz alta y clara, que somos más fuertes que ellos y que no nos van a amedrentar porque nuestra firmeza y nuestra unidad son inquebrantables. Juntos, dijimos, con una sola voz, que no tenemos miedo.

Desde un primer momento, los murcianos hemos expresado nuestra solidaridad con las víctimas y con sus familias, así como nuestra condena al terrorismo, sea donde sea y venga de donde venga.

Un compromiso que hemos dejado plasmado en normas que nos hubiera gustado no tener que aprobar, porque eso significaría que no habríamos sido sacudidos nunca por el terrorismo. Pero tuvimos que hacerlo, y hoy son una realidad para manifestar, con hechos, un sentimiento común de respeto a las víctimas, brindándoles todo nuestro apoyo y reconocimiento.

Merecemos un mundo en el que vivir en paz, y millones de personas en España estamos trabajando cada día para construirlo y seguir siendo una tierra de acogida y de integración. En la Región de Murcia sabemos bien de lo que hablamos. Aquí viven miles de ciudadanos que llegaron a nuestra tierra en busca de trabajo para formar una familia o vivir con ella en paz. Gentes de bien a las que no vamos a permitir que se quiera llevar hacia posiciones radicales. Todos ellos son murcianos, sin matices o diferencias, y saben que cuentan con el respaldo de sus instituciones para extirpar de raíz cualquier intento de manipulación que impida una integración real y efectiva, en la que ejercitar todos los derechos y deberes que la Constitución Española establece para quienes aquí vivimos. Sin distinción de procedencia, credo, raza o sexo.

No tenemos miedo. Ayer se comprobaba en cada rincón de Barcelona. Lo perdimos hace mucho tiempo, cuando nos enfrentamos al terror de ETA, cuando en 1997 salimos a la calle a gritar basta ya, cuando secuestraron y asesinaron a Miguel Ángel Blanco. Cuando toda España se volcó con las víctimas de los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004. Cuando nos dimos cuenta de que el miedo es el triunfo de los terroristas y comprobamos que nuestra mejor arma contra ellos es la unidad.

Son ya demasiados años sufriendo la lacra de un terrorismo que hoy adopta otras caras, otros métodos para imponer una sinrazón que la sociedad en su conjunto rechaza de forma contundente. Y que nos exige idéntica contundencia para erradicarla.

Debemos ser capaces de actuar desde la unidad, que nos hará más fuertes. Una unidad que pasa por respaldar, sin matices, un pacto antiterrorista que debemos impulsar todos, y por apoyar y reconocer la labor que desarrollan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, entre los que debe haber una colaboración efectiva y sin fisuras, más allá de las fronteras, las competencias o los delirios nacionalistas de algunos.

Mi reconocimiento y el de los murcianos a la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d´Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona y Cambrils. La colaboración entre todos ellos está dando resultados y es absolutamente necesaria para derrotar a quienes quieren atemorizarnos, aunque no lo conseguirán.

Ayer se gritó alto y claro. Una vez más, y esperamos que sea la última. No tenemos miedo porque nos asiste la razón frente al sinsentido y la barbarie, y porque sabemos, lo tenemos claro, que todos juntos lograremos extirpar de nuestra sociedad a quienes sólo buscan destruirla. Sigamos construyendo una sociedad de paz y acogida, una sociedad mejor, más fuerte y solidaria. Ese será el mayor de los triunfos.