Desde hace siglos, en Mota del Cuervo vienen realizando una peculiar procesión. Los mozos del pueblo se echan el trono del santo al hombro y corren veloces con él cargado durante siete kilómetros, seguidos a la carrera por muchos vecinos en pantalón corto, camiseta y deportivos. Este año, al llegar a la meta, se han dado cuenta de que con tanto ajetreo el santo ha llegado con un dedo menos: el gordo. Durante varias jornadas, cientos de voluntarios han estado buscándolo sin éxito por el camino. Me da la impresión de que ya están resignados a pasear al santo sin el dedo el próximo año. En mi pueblo, lo hicimos al contrario: durante siglos estuvimos sacando en procesión un dedo solo, sin el santo. El de san Vicente Mártir. Y que nadie piense que perdimos al santo durante una romería y llegamos a la iglesia sólo con el dedo: es que nos lo regalaron así en el siglo XVI. Ahora, ellos tienen un santo sin dedo y nosotros un dedo sin santo€ Tampoco sería tan descabellado hermanarnos.