Querido Gonzalo:

Te escribo estas líneas para darte una pizca de ánimo en la pelea que tienes ahora mismo delante. Verdaderamente los seres humanos donde realmente se prueban es en la dificultad y a buen seguro que tú has salido adelante en innumerables ocasiones. Tengo un gran amigo que dice que en la vida hay que jugar todas las bolas y jugarlas bien, tú lo haces siempre.

Tus amigos estamos muy bien informados a través de tu hijo Gonzalo, que como reportero no tiene precio. Debes estar muy orgulloso de tu fantástica familia. Cuando las vas formando y criando te preguntas si lo estarás haciendo bien; en tu caso, muy bien. Las lecciones fueron buenas y el ejemplo inmejorable. Mira qué magnífico resultado.

Y ahora nos tienes a tus amigos de espectadores, tomando apuntes porque estamos acostumbrados a que en las distintas lides de la vida siempre sacas la nota más alta. A todos nos sentó muy bien volver a leerte en el periódico. Es fantástico que nuestras ideas y nuestra razón conserven frescura cuando nuestro ´cutis´ está mucho menos fresco. Personalmente me interesa y gusta ´tu Cartagena´, la Cartagena que amas y anhelas, sin estridencias, con reclamación y educación y mucha razón. Eres un librepensador, seguramente siempre lo fuiste. Dicen que con los años ganamos sinceridad; en tu caso seguro que hablar claro y con verdad ha sido siempre tu distintivo. Vivimos una época de mucha tribulación y movemos en rededor nuestra mirada buscando referentes, pero en estos tiempos las ideas sensatas y meditadas no están de moda, ocupan el éter, el espacio, estéticas vanas y estridencias.

Así que lo que ahora necesitamos es tu pronto restablecimiento; sabemos que cuentas con una familia de campeones que se ve reforzada con tu lucha. La lucha en familia es un potentísimo nudo, une como nada y deja muy buen sabor. Seguro que tú también te sorprendes, aunque los conoces mejor que nadie, de las personas que te rodean, de tu familia.

Formas parte de la intrahistoria de muchas personas que te gozamos y disfrutamos, con tu tono culto y amable pero firme, por eso te escribo egoístamente interesado en tener cuanto antes y de manera asidua tu presencia y tu disfrute. Tienes muchos consejeros, por ello lo único que puedo enviarte es un abrazo de cariñosa y apasionada energía. Un abrazo, buen amigo Gonzalo.