Aparte de utilizar el verano para descansar, desconectar, renovar, reflexionar, respirar, o recapacitar, este momento de asueto también es utilizado por algunos para allanar el camino de un viaje nuevo previsto en septiembre; ya sea a nivel empresarial, deportivo o personal.

Son momentos idóneos para crear las bases de esos proyectos o esos cambios que necesitas para continuar sintiéndote en movimiento, en acción o, simplemente, vivo. Es hora de comenzar a poner en práctica eso que has tenido en la cabeza durante tanto tiempo atrás; es hora de dar el salto a esa zona tan ansiada y tan deseada por muchos y tan rechazada por otros, ya sea por el mero hecho del desconocimiento o por el miedo que supone enfrentarse a retos nuevos; retos llenos de ilusión y de esperanza por atrapar tus sueños y por cumplir los objetivos que te vas proponiendo.

Ver como una idea se convierte en realidad es algo maravilloso. Para ello se tiene que trabajar duro en esos meses previos que anteceden a la puesta en marcha definitiva. Pero también se pasa por momentos duros. La burocracia, el papeleo, las agujetas, el cansancio o las preocupaciones por lo que vendrá hacen su acto de aparición para recordarte que nada es fácil, que si quieres lograrlo deberás esforzarte. Ese esfuerzo será recompensado cuando abras las puertas de tu nuevo negocio o comience la competición, y aunque haya momentos en los que dudes o titubees por las circunstancias que sean, piensa que estás haciendo algo para ti, que te va a llevar hacia donde querías, que va a ser para bien porque has utilizado los ingredientes necesarios para que salga y, sobre todo, porque es tu decisión.

Ten en cuenta que la raíz es lo que importa. La base debe ser fuerte; el físico y sobre todo tu mente deben estar preparados para una aventura extraordinaria que comienza en poco tiempo. Confía en ti, porque si lo pensaste? puedes llevarlo a cabo.