Joaquín Sabina es un tipo que siempre ha caminado por libre. Mientras leo una entrevista que le han hecho en LA OPINIÓN, me doy cuenta de que es uno de los pocos personajes que pueden decir públicamente lo que le dé la gana sin que, por muy políticamente incorrectos que sean su comentarios, lo crucifiquemos en las redes sociales, o que, incluso, sus opiniones logren arrancarnos una sonrisa a la gente que pensamos en algunos aspectos de forma diferente a él. No se esconde para decir que le gustan los toros y que José Tomás es lo más parecido a Dios que hay en la tierra; que disfruta escuchando y contando chistes de andaluces, de gitanos, de homosexuales o de negros (porque sólo son eso, chistes); que lee periódicos en papel y no en internet; o que se identifica con los votantes de Podemos, aunque considere a sus dirigentes una panda de impresentables. Ojalá cundieran los valientes como Sabina y el respeto a las opiniones contrarias a las nuestras.