La Real Academia Española ha decidido dar por válida la forma ´iros´ como segunda persona del plural del imperativo del verbo ´ir´, admitiéndola en su Gramática por ser forma extendida del correcto y culto ´idos´, que se mantiene. O sea, no es que se cambie ´idos´ por ´iros´: es que la RAE ha decidido que convivan y que al hablante que emplee ´iros´ no se le considere incorrecto. Así pues, es inexacta la segunda parte del titular del diario El Español cuando dice: «´Iros a la mierda´ ya es correcto: la RAE cambia el imperativo del verbo ´Ir´». No, no lo cambia: ofrece dos posibilidades: declara válido «iros a la mierda» y también «idos a la mierda».

En una novelita de Pérez Galdós, titulada La de los tristes destinos, el personaje Malrecado se dirige a una mujeres «más deslenguadas que desorejadas» diciéndoles: «Callad; idos a vuestra casa, y no os metáis en la cosa pública, de la que entendéis tanto como yo de castrar mosquitos». Pues bien, si viviera hoy Galdós, podría haber escrito tan ricamente «iros a vuestra casa». ¿Por qué muchos hablantes de español usan ´iros´? Por un fenómeno que en lingüística se llama rotacismo y que, dicho a la carrera, designa la frecuente conversión de una consonante en ´r´: la ´d´ de ´id´ en la ´r´ de ´ir´. Y ya está.

Es un asunto de menor cuantía, pero menuda la que se ha armado en las redes sociales, siempre dispuestas a rascar donde no pica. Hagamos cuentas. En la América hispana no se tutea en el imperativo, se diría, por ejemplo, «váyanse a castrar mosquitos». Lo mismo ocurre en Canarias y en gran parte de Andalucía. Así que solo un 7% de hispanohablantes se verán beneficiados por la generosidad de la RAE. Pero en las dichosas redes se enzarzan los todovalistas con los puristas: que cada cual hable como le dé la gana o que cada cual hable con pureza. Tal parece que nos habíamos pasado los días hasta hoy usando sin parar el ´idos´, cuando todo el mundo sabe que el español común prefiere expresiones como ´fuera de aquí´ o ´a la mierda´, desnudas del imperativo precedente.

Y sigo diciendo más. La dichosa forma ´idos´ ha dado lugar a risas célebres. Clamaba Lola Flores en la boda de su hija Lolita: «¡Si me queréis a mí, marcharse! ¡Si me queréis argo, irse!». Y en la divertidísima película Truhanes gozaba el presidiario interpretado por Paco Rabal imaginando su futuro ante un taimado Arturo Fernández: «¡Prepararos, chorbas, que aquí llegamos yo y mi amigo Gonzalo! ¡Irse bajando las bragas! ¡Ginés Giménez Varela: en er mundo!».

No, nunca nos gustó la ´d´ final a los hispanohablantes: Madriz, Valladoliz? ¿verdaz?

En lo que no parecen reparar los blogueros, posteros y redesocialistas es en que la Real Academia Española está que se sale. Ya ni limpia, ni da esplendor: solo fija en su gramática cualquier ocurrencia lingüística que se haga popular. Los académicos proclaman que son notarios, registradores del habla, no vulgares policías del idioma. Y corren que se las pelan validando ´posverdad´ (calco del inglés post-truth) o ´empoderar´ (calco del inglés empower). Siguiendo esa lógica de no limpiar ni dar esplendor, de solo fijar lo que muchos digan, no sé a qué esperan para certificar como correcto ´detrás mío´ y que viva Cartagena, pues pocos usamos ya ´detrás de mí´.

Está que se sale la RAE porque, mientras admite ´iros´, alza la voz tildando de incorrectas formas imperativas como ´callaros´ o ´marcharos´, manteniendo como normativas ´callaos´ o ´marchaos´, expresiones en franco desuso o sustituidas por los infinitivos ´callar´ o ´marchar´.

Por todo ello: ¿Se está demoliendo la RAE a sí misma? ¿Para qué sirve una institución que ni limpia ni da esplendor, que solo toma nota de lo mucho y no de la calidad? La Faraona sentenciaría: «Si vale todo, marcharse; si ni esplendor ni limpieza, irse». O ´irsus´, mismamente.