En esta entretenida caza de palabras que son nuestras excursiones por el diccionario, nos encontramos con una fauna variopinta que va de lo más conocido y cercano a lo exótico, e incluso a lo ignoto: lo jamás visto ni oído. Como no iremos nunca a las remotas regiones, a los imaginarios predios ni a las oscuras cavernas donde estos raros ejemplares habitan, el diccionario nos ofrece la oportunidad de acercarnos a ellos, poniéndolos ahí a mano, a la vista.

Caminando por las páginas de la ele, tras sortear lepasil, lepisma y listique, ejemplares raros donde los haya, nada mejor que detenernos ante el litre; pero nunca debajo de él porque, ya de entrada, su etimología mapuche nos dice que es el árbol de la mala sombra. Y aquí en el diccionario iremos sabiendo que se trata de un árbol chileno que, si le echamos un vistazo, veremos, oh prodigio, que está adornado de, literalmente, ´hojas enterísimas´, y nos enteraremos de que de sus frutos pequeños y dulces se extrae la chicha. Tampoco dejará de llamarnos la atención el que su madera durísima sirva para hacer ruedas dentadas y ejes de carro. Aunque lo que verdaderamente nos sorprende y nos irrita es que este árbol, aunque parezca mentira, practica la violencia doméstica, ya que produce irritaciones y sarpullidos especialmente a las mujeres y niños que se cobijan en su sombra o tocan sus hojas.

Finalmente, una vez salidos del diccionario y vueltos a nuestro pequeño mundo, podremos comprobar que esta perversa condición del árbol araucano se ha contagiado, no sabemos por qué, a numerosos especímenes del género humano, que, aunque no llevan el nombre del litre, se les nota a la legua la mala sombra.