Nuestra sociedad es estable y próspera porque existen invisibles actores que lo permiten. Ocultos tras esta dictadura de la apariencia. Y menos mal que existen, como los anónimos que extinguieron varios incendios en la región la pasada semana, o como los que tripulan ese barco de salvamento marítimo que rescata inmigrantes constantemente en nuestras costas, casi invisible tras la inmensidad del crucero de vacaciones.