El pasado fin de semana leíamos en estas páginas una información de Pilar Benito en la que nos avisaba de que si en estos días vamos a la playa con la intención de refrescarnos dándonos un chapuzón quizá nos llevemos una sorpresa, ya que la temperatura del agua en el Mediterráneo está subiendo de forma importante. La situación es tal que incluso los últimos datos obtenidos por los científicos del Instituto Español de Oceanografía en este mes de junio demuestran que la temperatura del agua ya ha alcanzado los valores propios de agosto, 24 grados centígrados. Este cambio en los valores del agua no sólo supone un problema para aquellos que aprovechamos las escapadas al litoral para huir del calor seco del interior de Murcia sino que tiene sus efectos sobre la vida marina, ya que también está sufriendo los efectos del cambio climático. Leyendo el reportaje al que hacía mención me venía a la cabeza un viaje que realicé hace años a Indonesia. Nada más bajar del avión en el aeropuerto de Bali el bofetón que nos arreó la humedad fue brutal y es que, realmente no iba preparada mentalmente para soportar niveles de humedad ambiente cercana al 90 por ciento. Sin embargo, la sorpresa mayúscula me la llevé en el primer baño en una de sus piscinas, ya que sólo con entrar en el agua la temperatura de ésta era tan alta que llegaba a quemar. Una situación nada aconsejable para quienes tenemos la tensión baja. Esperemos que no tengamos que poner tensiómetros en las playas murcianas.