El pasado 2 de junio se constituyó el Comité de Participación Social del Mar Menor. La iniciativa, demandada hace más de un año por la sociedad implicada en la protección de la laguna, ha visto por fin la luz. Es de agradecer al consejero de Medio Ambiente y a su equipo que se hayan tomado interés en su puesta en marcha.

Las palabras de apertura de este Comité estuvieron en línea con la importancia de la participación social, resaltando que toda medida que adopte la CARM y afecte al Mar Menor será con el visto bueno del Comité Científico. Asimismo como iniciativa de la Administración, se dio a conocer la creación de un ´canal denuncia´ para que la ciudadanía informe de supuestos delitos medioambientales. En la Plataforma ciudadana Pacto por el Mar Menor este tipo de ´canal denuncia´ funciona desde hace más de año y medio, y es una vía que nos permite canalizar iniciativas ciudadanas relativas a impactos sobre el Mar Menor y documentarlas. Sin embargo, es muy importante que la Administración asuma y ejecute sus competencias en inspección, vigilancia y control medioambiental y no en delegar esa responsabilidad en la ciudadanía.

En este acto, Pacto por el Mar Menor formuló diversas peticiones al hacer uso de la palabra en el turno de ruegos y preguntas. En primer lugar, y a la vista de la composición de este Comité integrado por hasta trece altos cargos, siete representantes de las diversas consejerías, dieciséis representantes de sectores económicos, dos representantes de asociaciones ecologistas y cinco de asociaciones vecinales o sociales, denunciamos la baja la participación social porque esta composición es más bien de un comité socioeconómico e institucional. Este elevado número de integrantes puede provocar problemas de operatividad y eficacia a la hora de sacar adelante proyectos de carácter socioambiental. También hay que decir que los sectores económicos representados no intervinieron de forma activa en el comité social, toda vez que tienen mesas propias para debatir sus problemas y en las que no hay componente social.

Así mismo, solicitamos también la inclusión de un representante del Comité de Participación Social en el Comité Científico, puesto que su portavoz forma parte del primero. En este punto es importante resaltar que la eficacia de las decisiones integrales se centra fundamentalmente en su aplicabilidad. En una situación de impacto socioambiental como la que padecemos con el Mar Menor, es preciso tener proyectos con apoyo social. Por otra parte y en esta línea, Pacto por el Mar Menor solicitó el listado de los proyectos (cuantía, objetivos y equipo de investigación responsable) que se están ejecutando o se han presentado por parte del Comité Científico, financiados con fondos públicos por valor de 1,7 millones de euros este año. A esta cantidad habría que sumarle los 7,4 millones para el periodo 2018-2020, en palabras del consejero en medios de comunicación.

Otro aspecto fundamental en la recuperación del ecosistema de contexto idóneo en este Comité Social es para nosotros el desarrollo de un Plan Integral de Turismo Sostenible, asentado sobre los valores propios de la zona, con opción de sacar adelante el Museo del Mar Menor que incluya tanto ecología, biodiversidad y como etnografía, cultura y paisaje. El desarrollo turístico integral puede aportar nuevas ideas adaptadas a la situación actual y a la demanda de la ciudadanía y ser capaz de darnos ese sello de enclave único que a veces se ha intentado obviar copiando modelos de desarrollo insostenibles para esta zona por sus propias características naturales. El mismísimo proceso de deterioro y recuperación de la laguna, los cambios socioeconómicos implícitos, el desarrollo de conocimiento científico aplicado, en resumen, ese reconocer errores, aprender de ellos y volver a recuperar valores a la par que al ecosistema impactado, nos puede llevar a cambiar el concepto de turismo actual y a ocupar nichos de mercado innovadores y respetuosos con el medio natural y la sociedad.

Sería magnífico que todo este trabajo conjunto fuese recogido y utilizado para dar la oportunidad a quienes nos visitan, de conocer qué es el Mar Menor, qué le ha sucedido, qué se está haciendo, cuáles son sus valores, por qué es un ecosistema tan frágil, en qué nos diferenciamos de otros lugares y qué nos da ese valor de identidad.

Todo este conocimiento y evolución de los comportamientos sociales, materializado en un proyecto que nos permita legarlo, podría ser de ayuda a otras zonas para prevenir e incluso recuperar casos parecidos, de manera que cada persona que lo conozca sea parte del proceso de recuperación y posterior disfrute. Nada es por nada. Cambiemos lo que no funciona, lo monótono, lo que es copia sin raíz.

Merecemos ese proyecto de futuro en el que todos cabemos pero sobre todo en el que el Mar Menor estará presente con su ejemplo de superación.