Siempre estuve segura de que España es un país con ciudadanos que albergan una gran imaginación, pero en los últimos tiempos esta imaginación se ha desbordado y en el mismo día podemos escuchar ensoñaciones diferentes provenientes de los más diversos rincones de esta vieja nación. Así, nos es dado oír a Pep Guardiola, de los Guardiola de Sampedor, en Cataluña, ex jugador y triunfante entrenador del Barcelona y ahora gran perdedor con el Manchester City, leyendo un texto incalificable a través del cual hace un llamamiento a todos los catalanes a votar en el referéndum para decidir su futuro.

Sí, en un acto celebrado en Barcelona bajo el lema «Referéndum es democracia», Guardiola leía un manifiesto en el que decía cosas como: «Somos víctimas de un Estado que ha puesto en marcha una persecución política y persecución policial. Con un ministro de Interior que intenta acabar con el sistema de sanidad. Todos conocemos los intentos para acabar con el modelo de la escuela catalana y el bloqueo de inversiones. Hoy el Estado español persigue el debate político y nuestros empresarios se ven presionados por la Policía Judicial. Este escándalo político sólo se revierte con más y más democracia. Apelamos a la comunidad internacional por los derechos hoy amenazados en Cataluña, el de la libertad de expresión». Y se quedó tan pancho.

Ahora nos enteramos, gracias a este sabio del futbol, que los empresarios de Cataluña se ven amenazados por la Policía Judicial y que la comunidad internacional debe de saber que España persigue la libertad en Cataluña. No sabemos si su férrea defensa de Qatar, ('la pela es la pela') tiene algo que ver con los derechos humanos que se 'defienden' en ese territorio y la 'libertad de expresión' que, por supuesto, está garantizada en el mismo, pero no en este país nuestro que asfixia las libertades de Guardiola y sus acólitos. Es puro cinismo que alguien que fue orgulloso embajador de las esencias 'democráticas' de Qatar (muy bien pagado, por cierto) se atreva a decir que España es un Estado autoritario. Denunciar, según él, la situación política de España y defender el régimen autoritario de Qatar nos da la medida de este personaje: absolutamente vergonzoso.

Pero bien, como sujetos por el estilo se encuentran en todos los sitios, el mismo día leemos otra historia no menos sorprendente. Hay un personaje en Andalucia, un tal Pedro I. Altamirano, hijo de un dirigente franquista que, al parecer, abraza la causa del independentismo andaluz, algo que no existe. Así, Altamirano nos sale con que «el sentimiento andaluz de separarse de España es de los más fuertes que existen». Toma ya. Como lo están leyendo. Este personaje, que se presenta como el impulsor de un inexistente independentismo andaluz, es malagueño y pretende la presentación oficial de su movimiento, Asamblea Nacional Andaluza, similar al catalán (para qué quebrarse la cabeza pensando) . Su 'ideario' plantea la unión de lo que denomina Países Andaluces que, según los independentistas (bueno, él) constituyen Andalucía junto a parte de Murcia, Valencia, Portugal y Marruecos (por pedir que no quede). Y esto debe de preocuparnos porque si los catalanes llegan hasta una parte de Aragón, una parte de Francia (creo que esto les costará un poco más), Baleares (no les hablo de Canarias porque les queda un poco lejos), Orihuela, y una parte de Murcia, y este señor de Andalucía pretende quedarse con otra parte de aquí, díganme qué nos queda.

Me tranquiliza pensar que llevo desde el año 1982 en Murcia y que con una interrupción de ocho años continúo viviendo aquí, por lo que a poco que me validen tengo derecho a un pasaporte de esta tierra. Claro que ahora que lo pienso, no sé si estoy en la parte de Murcia con la que se quedará la nueva Republica Andaluza, o en la que se quedará la Republica Catalana. Dios mío, esto es un dilema. Ya no sé dónde estoy, dónde vivo, a qué tendré derecho?. Vamos, un sinvivir.