Sí, yo también celebré la Duodécima y es que en mi casa somos del Murcia y del Madrid. Así lo he palpado desde pequeña, de padre a hija, de hermano a hermana, de novio a novia y viceversa. Y es que cuando vives rodeada de futboleros tienes dos opciones: o te unes a ellos o te aburres, y yo me decanté por la primera pues lo de aburrirme no va mucho conmigo. Pero no es de fútbol de lo que quiero hablarles sino de Zidane y de sus declaraciones minutos después de alzarse con el título. En medio del éxtasis por la victoria, me llamó la atención la humildad y la seguridad con la que Zizou se dirigió a los periodistas tras ser preguntado por el triunfo: «La clave del éxito es que todos se han sentido importantes». Una respuesta que bien podríamos trasladar a la vida misma, al trabajo, a la familia o al grupo de amigos. El hombre necesita referentes para visualizar sus metas y el deporte está lleno de ejemplos. Zidane ha hecho algo tan simple como devolver la confianza al equipo, apostando por cada uno de ellos, dándoles la oportunidad de hacer lo que más les gusta hacer: jugar al fútbol. Trabajar en equipo complementa habilidades y talentos, se cumplen más rápido las tareas, se genera confianza y con ello la capacidad de alcanzar metas y resolver problemas, se aprende más y mejor, fomenta la comunicación y, en definitiva, se cumplen objetivos. Ya lo decía Michael Jordan: «El talento gana partidos, pero la inteligencia y el trabajo en equipo ganan campeonatos».