Queridos anunciantes, estimado público: voy a hacer un anuncio. Un giro copernicano. Un cambio de chaqueta excepcional. He visto la luz. La luz neoliberal. Externalización. Iniciativa privada. Sinergia. Coworking. Afterworking. Beforeworking. Alwaysworking. Asertividad comercial. Emprendeduría. Influencing. Innovación. Pasión. Y líbranos del mal. Amén. Rezo. Rezo mucho. Antes de mis veinte minutos de sueño diario nunca me olvido de mis oraciones neoliberales. Mi confesor tiene un MBA. Mú bien, animalico. No tengo secretos para él. Él escucha mis inquietudes por 0,90 € / minuto más IVA. Primero me deleito con la Novena de Beethoven, a continuación le abro mi alma:

-Pues nada, Padre, que se me ha ocurrido que por qué no externalizar al alcalde y los concejales del equipo de gobierno.

-Hijo mío, ¿qué te ronda por la quijotera?

-Muy fácil: relacionar retribuciones con rendimiento, implantar una ética del esfuerzo, crear las condiciones para la competitivi...

-Sí, ya, ya (bostezo). Pero dime: ¿qué tienes en mente, concretamente?

-Se trata de sus sueldos, Padre. Los cobran como automáticamente, ¿sabe? El día 1 llueva o haga sol. Con las extras. Y digo yo que podíamos dar ejemplo, los neoliberales, y privatizar a nuestros representantes en el ayuntamiento de Murcia.

-Pero, ¿cómo, hijo?

-Fácil. Que un compiyogui cree una empresa. Que le ponga Democracia Local, S.A.U., para no liarnos. Que contrate al alcalde y a sus concejales. Y ya nosotros sacamos el concurso. «Para la prestación de servicios de democracia municipal» o algo así.

-Pero, ¿hacerles eso a los nuestros? ¿Para qué?

-Bueno, sería una forma de dar ejemplo, ¿no? Una forma de decirle a los vecinos: «¿Veis? No solo las trabajadoras de Ayuda a Domicilio o las del Museo Ramón Gaya pueden pasarse meses y meses currando sin cobrar. Ahora también vuestro alcalde y vuestro concejal».

-Tú estas cosas fuera del confesionario no las comentas, ¿verdad?

-No, Padre. Nunca.

-Bien, bien, hijo. Sigue así. Ahora al colgar me vas a rezar cinco planes de austeridad y tres reformas del mercado laboral. Y recuerda: de esto ni una palabra. ¿Prometido?

-Prometido, Padre.