El debate sobre los presupuestos del Estado nos ha dejado el lamentable espectáculo de siempre. Hemos visto a los diputados del PP en el Congreso y al propio Gobierno regional sacando brillo a las cuentas de Rajoy e incluso desautorizando las críticas de los empresarios, que le han sacado los colores a Madrid al recordar los casi 2.000 millones presupuestados en la última década que no han llegado a gastarse en Murcia, aunque sí estarán invertidos en otro sitio. Si a esta cifra se le suman los 250 millones por debajo de la media que la Región ingresa a través de la financiación autonómica, perdemos anualmente una inyección de capital de 450 millones, equivalentes a 341 euros por habitante. De haber llegado a gastarse, este dinero se habría filtrado a través de los conductos capilares de la economía y del consumo. A la vista de este expolio económico y social, parece que la Croem ha sido muy comedida. Sin embargo, la diputada Isabel Borrego ha ido más allá del argumentario oficial repartido a todos los cargos públicos del PP, incluido el presidente del Ejecutivo regional, Fernando López Miras, y ha acusado a la patronal de hacer «oposición», como si oponerse al Gobierno fuese un pecado. Doy por hecho que una mujer que ha sido secretaria de Estado de Turismo tiene la suficiente formación para saber lo que dice, así que solo cabe pensar que a ella y a los demás altos cargos que se dedican a justificar tanto incumplimiento les importa un pimiento lo que se invierte o se deja de invertir.