En mi barrio aún se juega a la petanca, y cada día falta menos para 'pedir jugar' a mis vecinos. Me fascina ese cordel atado a un imán que les permite recoger la bola sin necesidad de agacharse. La física al servicio de la provecta edad. De jugar en el suelo con las chapas, a subir pesadas bolas de metal por arte de magia. Yo, por si me dejan, y me da el lumbago, ya lo tengo visto, a 6 euros en Amazon.