Los de mi generación, a los que ahora nos llaman millennials (o quizás ya me paso de esa definición), debemos habernos quedado anticuados en eso de ligar. O al menos confieso que éste es mi caso. Partiendo de la idea de que muchos de nosotros ya estamos en pareja por lo que no necesitamos, al menos en la práctica, dichos conocimientos nos hemos rendido a la comodidad y ahora nos encontramos completamente desactualizados en el arte de enamorar. No hemos renovado nuestras teorías y mucho me temo que menos aún nuestras técnicas. Imagino que aquellos que durante este tiempo hemos sentido la necesidad de volver a conquistar lo hemos hecho a la antigua usanza, cosechando más o menos éxitos según las destrezas de cada uno.

Teniendo en cuenta que en mis años de ´flirteo´ las conquistas se hacían a pecho descubierto, como los valientes, es sencillo que nos sintamos perdidos en esta locura que es la realidad virtual. Antes sobraba con saber interpretar miradas, sonrisas y ciertos gestos propios del enamorado. Que no digo yo que fuera fácil, porque tenía su mérito, y también su gracia, jugar a descubrir si estaba o no por ti. Sin embargo, con paciencia y un concienzudo trabajo de campo una alcanzaba a descifrar lo que el otro trataba de manifestar. Aunque bien es verdad que yo siempre tuve facilidad con está práctica. Me pasa igual con los idiomas, debe ser que soy buena en la traducción.

Esta cualidad mía, confieso, que me ahorró los chascos propios de una fatídica malinterpretación. Aunque haberlos (alguno) los hubo, reconozco que el cara a cara nunca se me dio mal.

Ocurre que ahora todo lo hacemos por Internet. También ligar. Y un considerable porcentaje de solteros e infieles sin tiempo para engañar acuden a ciertas redes sociales a sumar conquistas. Sin embargo, también en este caso puede ser más fácil de identificar el objetivo ya que el propio contexto de la interacción delimita el objeto y el fin de la misma. También, porque los hay poco sutiles que olvidan toda la fase preliminar€

Pero qué ocurre cuando el medio no da pistas y hay que descifrar las intenciones cual jeroglíficos a través de emoticonos y palabras incompletas. ¿Qué significan los me gusta? ¿Cuántos me gustas son un ´estoy por ti´? ¿Y si comparte o retuitea es el hombre de tu vida? ¿Qué número de ´me gustas´ marca el límite entre la amistad y amor? ¿Quién dicta las reglas? Igual tengo que mirarme algún tutorial por youtube porque oigo a las adolescentes hablar y me parece chino:

-Tía me contestó al whatsapp dos horas después y vi que estaba en línea.

-No le ha dado a me gusta y yo le comento todo.

-Me ha mandado un emoji.

-Le pedí amistad y aún no ha aceptado€

Confieso que no entiendo los cortejos virtuales. Llamadme antigua pero yo prefiero una mirada.