Ojo. Una vez más el Gobierno oculta su incompetencia con el traslado a los ciudadanos de un dilema que no es de los ciudadanos sino del Gobierno. La pregunta que lanzan es: ¿AVE ya o AVE después? Tiene que ser AVE ya, claro. ¿Quién podría poner pegas a que el AVE llegue por fin, antes que nunca, a la estación Murcia del Carmen? Nadie. Lo queremos ya, aquí y ahora. Y esto sin reparar en que el ´AVE ya´ es un lema de hace una década, de modo que si el AVE no está aquí ya no es por otro motivo que porque ese ´ya´ es tan elástico como decidan los responsables políticos. Hace años que ingeniaron el ´AVE ya´ como fórmula para solapar la reivindicación del ´AVE ya, pero soterrado´. La palabra ´soterrado´, por la que en ocasiones se manifestaron públicamente los políticos para acompañar a los vecinos antes de elecciones, ha quedado después ella misma soterrada. Y ahora se presenta como un ejemplo de egoismo de unos pocos que no saben interpretar lo que significa el progreso tan sólo porque las puertas de sus casas disten ochenta centímetros del ´muro del AVE´, aunque lo justifican en que el muro no será de cemento sino de metacrilato transparente, lo que debe ser un lujo. ¿Quién no querría tener eternamente pegado a sus narices un panel de falso cristal transparente para ver cómo pasa a las puertas de su casa el AVE que promueve el desarrollo de todos los que no viven en el barrio por el que pasa?

Una pequeña aldea de galos se muestra resistente al entendimiento de las bondades de ese trazo a cuchillo sobre la superficie del municipio. Pobres resistentes al progreso. Que les den. Son gente sin duda insolidaria que piensa más en sus particulares molestias que en el bien general que la llegada del AVE supondrá para la economía regional. No han leído los libros de Historia en que se certifica que todo progreso se produce a costa de ciertos sacrificios siempre que quienes se sacrifiquen no sean los de la colla que promueve el progreso.

Al final va a resultar que la oposición a la llegada al AVE en superficie es cosa de unos cuantos vecinos cuando en realidad el solterramiento debería ser la reivindicación del conjunto del municipio y, por extensión, de la Región. No tanto por solidaridad con los afectados por el trazado sino porque un bien, que se supone que es el AVE, no puede producirse a costa de crear un mal. Algo falla. Y lo que falla es la responsabilidad política de quienes parten de considerar que la mayoría de sus administrados se conforman con el brillo de los grandes señuelos que ocultan la ineptitud y la sumisión de los administradores. No puede ser que el tren del siglo XXI arrase a Murcia a su llegada y nos vendan el cuento de que se trata de una solución provisional que, de serlo, encarecería gravemente la definitiva. Todos sabemos que si el tren llega por arriba porque, dicen, no hay recursos para que lo haga por abajo, nunca habrá rectificación, pues sería todavía más costosa. Una nueva canallada.