Del curioso juego de la sillita que ha organizado Fer con 'sus' consejerías para ir marcando el territorio emergen dos triunfadores claros: José Luis Mendoza, cómo no, que ve marcharse a las dos consejeras que menos se le plegaban y aumentar el número de 'apadrinados' suyos en el Gobierno regional; y, en segundo lugar, una de estas mismas 'apadrinadas', Adela Martínez-Cachá, que salta de Agricultura, Agua y Medio Ambiente (un mezclete ingobernable, dada nuestra economía) justo cuando empiezan a subir las temperaturas y la incertidumbre sobre el comportamiento de las microalgas. Recala en Educación, además, con los bochornosos conciertos ya firmados de urgencia por la anterior titular.

Las voces críticas están comentando las nulas formación y experiencia de esta consejera (ingeniera agrónoma) en materia de Educación, y, cómo no, ya ha salido a colación su participación en el derribo de la Escuela Infantil de La Paz, que la llevó ante el juez en calidad de imputada aforada y que constituye hasta la fecha su única, digamos, intervención en lo educativo.

En el Barrio de El Carmen, sin embargo, nos acordamos bastante de ella. Por otro asunto. Un detallito de nada, pero muy significativo. ¿Pasáis por el jardín de Floridablanca a menudo? Deberíais. Y más ahora, que ha sido declarado (tras años de feroz resistencia por parte del PP) Bien de Interés Cultural. Si lo hacéis, encontraréis, bajo la estatua del conde, un arenero infantil rodeado por una agradable vallita. Sobre la vallita, una extraña instalación de varillas metálicas, diseñadas para impedir sentarse. Se rompen cada dos por tres, claro, poniendo en riesgo a los churumbeles que juegan por allí, pero su función principal la cumplen, y uno puede atravesar el parque y ver un número considerablemente menor de migrantes sentados. Cada vez que se habla de la consejera (entonces concejala), cada vez que sus apellidos compuestos saltan a la palestra en relación con el Mar Menor, o con los regadíos del Campo de Cartagena, yo recuerdo, ya veis, la microinfamia cometida hace tanto, en el parque en que juegan mis críos. Para hacerme una idea del personaje, digamos. Ahora que Fer le ha dado el mandato claro de 'liberar' (ay) la educación murciana, me temo que tendré que acordarme de las dichosas varillas con demasiada frecuencia.

Un último apunte por si os habéis quedado con regusto a poco: mientras las consejerías bailan al son del presi millenial y en los periódicos nos hacemos los ingeniosos comentando las jugadas, muchas cosas se atascan. Preguntadle a cualquiera que trabaje para la Administración regional qué le parece la remodelación del Gobierno. Entre que el consejero empieza a empaquetar y que desempaqueta el sustituto, los meses pasan y los pagos se paralizan a falta de firma. Es el caso de Astrade, la mayor asociación de la Región dedicada a ayudar a personas con autismo. Prestan servicios imprescindibles de apoyo educativo en los centros públicos y concertados de la Región. Han consumido toda su capacidad financiera y deben ya casi dos nóminas a sus terapeutas. A veces me quedo sin agudezas para comentar algunas cosas.