Tengo la sensación desde hace tiempo, pero quizás ahora más, después del nacimiento de mi cuarta hija, de que la maternidad es un valor invisible y casi oculto que poseemos las mujeres. Aunque están más que demostrados los innumerables valores positivos que se desarrollan al ser madre, todas estas capacidades están silenciadas y muy poco valoradas en nuestra sociedad, ya que todavía muchas mujeres se ven forzadas a ocultar sus responsabilidades familiares o el deseo futuro de ser madres si pretenden formar parte activa del mundo laboral.

La triste realidad de hoy día es que la maternidad continúa siendo un gran obstáculo para muchas empresas que buscan ampliar su plantilla, aunque es curioso la diferencia que se produce con la paternidad que, sin embargo, sí que está valorada por las empresas como símbolo de estabilidad y de responsabilidad en los hombres.

Y es una pena, porque la vida sería muy diferente para muchas mujeres si realmente se protegiese el derecho a la maternidad y no permitiésemos que ninguna mujer que desee ser madre tenga que renunciar a ello por falta de apoyo social. Sería muy distinto también si se consiguiera una mayor concienciación sobre la conciliación entre la vida laboral y familiar o la corresponsabilidad en la crianza de los hijos.

Indudablemente, la solución al grave problema que tenemos con el descenso demográfico en España como consecuencia de estos hechos pasa forzosamente por empezar a valorar la maternidad como un bien social y no como un impedimento más para el acceso a la vida laboral de la mujer. Cuando por fin logremos conseguir este cambio de mentalidad, tendremos entonces una sociedad igualitaria mucho más próspera y más feliz para todos.

Feliz Día de la Madre