Dicen que, cuando tenía que nombrar un general, Napoleón apenas miraba su currículo pero sí se interesaba mucho en saber si era un hombre con suerte. No hay, pues, duda de que Rajoy habría tenido una brillante carrera en el ejército napoleónico. En efecto, en pleno ascendo del gravísimo escándalo de corrupción del PP, en este caso en la capital de España, que no es una autonomía cualquiera, y con los fiscales anticorrupción en rebelión contra su nuevo jefe, Manuel Moix, se aparece Pablo Iglesias en otra estudiada foto con su estado mayor (sin Errejón pero con Irene Montero), y dice, retando al Gobierno, al PSOE y a Ciudadanos, que presentará nada menos que una moción de censura contra Rajoy.

Quizás consiga titulares y puede ser bien vista por gente indignada con las consecuencias de la crisis y con la descarada corrupción en el Canal de Isabel II, pero es un regalo€ a Rajoy. Si alguna duda le quedaba a Rivera y al PNV sobre votar a favor de los presupuestos, quedó eliminada. Y es que Iglesias ha vuelto a demostrar (ya lo hizo hace un año mezclando el voto de sus diputados a los del PP contra la investidura de Sánchez) que con el resultado de las dos últimas elecciones no hay recambio. Podemos puede ser el partido alfa para asaltar el cielo (si existe), pero nadie en sus cabales puede querer gobernar un país terrenal, y tan complicado como España, dependiendo de alguien que cree que sus 71 diputados le facultan para (sin exploración previa alguna) forzar a sus futuros socios a una moción de censura.

Es un disparate total. En España la moción de censura tiene que ser constructiva. No se vota no a Rajoy sino sí a un candidato contrario a presidente que debe presentar un programa, debatirlo en el Congreso y obtener la mayoría absoluta (176 votos). Si Iglesias es el candidato recogerá sólo algo más que los de sus 71 diputados. Y no puede exigir al PSOE, primer partido de la oposición, que ponga el candidato.

Porque se ha visto que no hay acuerdo sobre el programa, porque los socialistas están sin líder hasta el congreso de junio, y porque (suponiendo que lo tuvieran) sería estúpido sacrificarlo con una moción de censura sin una solvente mayoría de recambio detrás. Podría cometer un suicidio similar al de Hernández Mancha cuando, recién elegido líder de AP, presentó en 1987 la moción contra Felipe González.

Y si no hay gobierno alternativo posible, la demagogia no sirve. El PSOE ha votado contra Montoro (ese es el papel del partido de la oposición salvo que esté dispuesto a ir a una gran coalición) y los otros grupos han ido a su bola. Salvo los independentistas catalanes y Bildu, prefieren el pacto con Rajoy a la aventura. Primero porque si tiene que gobernar Rajoy creen que es mejor que lo haga con los presupuestos del 2017 (algo cederá) que prorrogando los del 2016. Cs prefiere castigar al PP con la corrupción allí donde puede (como en Murcia) que dejar al Gobierno sin presupuestos, lo que podría obligar a nuevas elecciones en el 2018. Rivera cree, seguramente con razón, que sus electores de centro o de derecha liberal no lo entenderían. La diputada canaria, la realista Ana Oromas, que se enfrentó a Montoro cuando el PP en la oposición no quiso dejar pasar el paquete de rigor de Zapatero del 2010, no ve ahora ningún incentivo en enfrentarse gratis al Gobierno.

Y el PNV con sus cinco diputados ha visto la gran oportunidad de consagrar una interpretación favorable del siempre polémico cupo vasco. Erkoreka ha dicho que se ha logrado «la paz fiscal para quince años». ¿Por qué no iba a hacerlo si la alternativa era... no sacar nada y que siguiera gobernando el PP con más dificultades? Y han forzado a Rajoy a tragar muchos sapos.

Les recomiendo un vídeo que corre por la red. Muestra una conversación en la Moncloa entre Rajoy y Aitor Esteban, el serio portavoz del PNV. De repente el rígido Rajoy se pone de pie sobre el sofá de su despacho y empieza a bailar con entusiasmo al ritmo del Aurresku.

Pero Rajoy se ha salvado de milagro: 175 a 175. Dentro de poco necesitará otro diputado canario para llegar a los 176. Sudará tinta€ pero seguirá teniendo suerte. Napoleón lo hubiera elegido.