Me comentaba hace unos días un amigo que quería hacer un máster después de terminar la carrera y que dicho máster duraba dos años y cada año debía pagar 6.000 euros; si sumamos, serían 12.000 euros el total, a quinientos euros cada mes. Hay familias que tienen que sobrevivir con seiscientos euros mensuales de sueldo, y está claro que los estudios se han convertido en un privilegio, no en un derecho, de unos pocos que se los pueden costear. Si a esto le unimos los recortes en las becas, que se cobran con muchos meses de retraso, los estudios se han transformado en una nueva arma de la desigualdad social. Recuperar el derecho a la educación es recuperar una sociedad más justa y humana.