¿Cómo podríamos devolverle a este día el color que le han robado demasiados años continuados de crisis? ¿Cómo reparar la honda cicatriz que las políticas de recortes incesantes han ido horadando en la estructura del trabajo humano? ¿Quién ayuda a recoger los jirones de dignidad que se quedaron enganchados en la alambrada del derrotismo y la conformidad?

En este día quisiera traer a estas líneas la dignidad humana. El concepto que delimita la delgada línea que permite el reconocimiento de los derechos del otro como ser humano, como ser único, merecedor de respeto y consideración.

Reclamo en este día la dignidad de todo ser humano que a través de su trabajo construye el día a día, mantiene los cimientos de la estructura social, lleva a cada rincón la riqueza necesaria para que otra persona pueda a su vez trabajar, crecer, crear, expandirse, vivir en definitiva€

Reclamo la dignidad del ser humano en su puesto de trabajo como el derecho intrínseco a ser reconocido como una persona valiosa, merecedora del respeto y la valía de estar dotando al propio trabajo de su propia humanidad.

Reconozcamos el valor del trabajo como un medio de expresión del ser humano, su derecho a expresarse a través de él, construyéndose también como persona a través de su desarrollo en el trabajo.

El haber reducido la expresión del trabajo a un concepto meramente económico, nos priva de poder descubrir que a través de él, también podemos realizarnos. Que no sólo es trabajo el que se realiza a cambio de dinero.

Que es trabajo también la labor que da sentido a una parte de nuestra de vida, que nos permite ser y expresarnos a través de él, desde nuestra propia idiosincrasia.

Seamos cada uno de nosotros, en nuestra pequeña parcela, quienes reconozcamos nuestra propia valía y dignidad: nos permitirá que los demás también la vean y puedan valorarla.

No dejemos como le ocurrió al gran Chaplin en Tiempos Modernos, que una tremenda rueda de engranaje nos devore haciéndonos olvidar la valía de la propia dignidad del ser humano. No seamos ´tan modernos´, volvamos por un instante a la Antigüedad, recojamos su testigo de la grandeza humana, y traigámoslo de vuelta a cada trabajador que da lo mejor de sí en el desempeño de su labor, que crece, crea, se expande, y en definitiva€ vive.

En tu memoria, querido Luis, siempre en nuestros corazones