De nuevo se suceden las jornadas de esplendor para Rajoy Brey. Son tantas... pero lo sustancial es la impronta. Ya lo dijo en aquella puesta en escena rodeado de su séquito: «Esto es una trama contra el pepé». Sí, señor. No todo el mundo es capaz de soltarlo con expresión severa en el rostro. Por eso, aunque el citado a declarar es él, no se quiebra; porque solo hay que verlo hacer footing para comprender que el ritmo al que se desenvuelve no puede ser más desasosegante para el resto de competidores de fondo. Igual ocurre con su querida Esperanza Aguirre, que destapó la Gürtel. Sobre que es una trama en contra que fue ella quien desenmascaró creo que existen pocas dudas. Pruebas, indicios, testimonios, encarcelados, barandas que andan sueltos, cuentas y demás así lo atestiguan. Ahora bien, y lo de Ignacio González, ¿qué? Hombre por Dios, el que no lo vea es porque no quiere verlo. ¿En tiempos de quién se llevó a cabo una obra como el canal de Isabel II? Pues en los de la sucesora de Fernando VII. ¿Ustedes saben lo que se cuenta que dijo la reina tras obligarla el Gobierno a casarse con su primo el duque de Cádiz? Pues, «¿qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?». Pero ahí está el desagravio de González haciendo que rezume como nunca el líquido por el canal. Si es que lo que viene destapándose estaba escrito tras ser conocida la soberana como ´la de los tristes destinos´ y ´la reina castiza´.