Siempre recuerdo cada año vivido por las cosas importantes que me ocurren en ese periodo. El año que entré en la Universidad, el año que me enamoré, que encontré trabajo, mi primer paro, las bodas de plata de mis padres, mi Erasmus, mi primer día de becaria en este periódico€ pero de todos, hay uno que recuerdo con especial cariño: 1992, el año de mi Primera Comunión, el de la Exposición Universal de Sevilla, la Alta Velocidad Española y el de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Estos días los informativos se encargaban de recordarnos la llegada del AVE a la capital andaluza, de lo que significó la mascota Curro para los peques de la casa -yo todavía guardo alguna miniatura por ahí- y, cómo no, la imagen del rey Felipe, príncipe en aquel entones, como abanderado de España en Barcelona 92. Fue un año de muchas celebraciones, pero también de algunas sombras como huelgas y grandes casos de corrupción -en eso no hemos cambiado mucho-. En una entrevista de Fórmula TV, Imanol Arias decía que los productores de Cuéntame cómo pasó tenían el sueño de terminar la serie en 1992, «el cierre de un ciclo de la Transición y la apertura de otra época».