La cosa se pone caliente. El termómetro nos vuelve locos con oscilaciones continuas de hasta diez grados. Si ya hemos sacado hasta la manga corta, pero no podemos confiarnos, porque a la mínima que cae el sol, la temperatura se desploma y tenemos que tirar de chaquetas, rebecas o hasta un abrigo. Esta incertidumbre meteorológica nos hace dudar sobre si es ya o no el momento de hacer el cambio de ropa y sacar la de verano de las cajas para colocarlas en los cajones y lejas de nuestro armario. Las primeras camisetas de manga corta se mezclan en la habitación con los trajes de las procesiones que culmiron este Domingo de Resurrección. Algunos ya se han dado incluso los primeros baños y se aventura un verano caluroso. Vamos, como siempre.

Esta primera ola de calor que ha acompañado a las procesiones y tanto ha beneficiado a la hostelería y el sector turístico en general, que ha llenado las playas y las calles y terrazas del centro de Cartagena, también parece haber calentado los motores de la política municipal y, por si aún no se había puesto en marcha, ha arrancado el debate sobre la anunciada, esperada y pactada sucesión en el sillón de la alcaldía.

Conviene empezar por hacer números para que nadie se pierda. El Consistorio cartagenero lo integran un total de 27 conejales que, en la actualidad se reparten del siguiente modo: diez ediles del PP, seis del PSOE, cinco de MC, tres de Ciudadanos y tres de Cartagena Sí se Puede (versión local de Podemos). Por tanto, se necesita el apoyo de catorce concejales para obtener la mitad más uno necesaria para ser elegido alcalde. El PP fue la lista más votada en las elecciones de mayo de 2015, pero sufrió tal desmoronamiento que pasó de los 19 ediles con los que contaba en la anterior legislatura a la decena insuficiente de hoy, lo que le hizo perder la mayoría absoluta y a su líder local durante los últimos veinte años, Pilar Barreiro, que no dudó en dimitir y dejar el terreno despejado a posibles pactos que mantuvieran a los populares en el poder.

Ni por esas. PSOE y MC no estaban dispuestos a dejar pasar la oportunidad de arrebatar el Gobierno a los populares y tras cumplimentar los pasos de tensar la cuerda, dejarse querer y agotar los plazos hasta el límite, acordaron mediante el bautizado como pacto de la servilleta establecer una legislatura dividida en dos bienios. El primero está a punto de culminar con José López como alcalde. El líder indiscutible de MC ha sabido aprovechar el tiempo con medidas efectistas y efectivas y, sobre todo, con un discurso en defensa de los intereses del municipio que ha llegado y llenado a muchos cartageneros y que, más que probablemente, le habrá servido para fidelizar a sus incondicionales, pero también para atraer a los desencantados del bipartidismo y a los esperanzados con una política más cercana. Porque si algo ha destacado de la labor de López ha sido eso, su cercanía. Su talón de Aquiles, ya lo era antes, han sido sus formas, las que le llevaron a salir en todos los informativos nacionales con el dudosamente honorable título de ´alcalde más chulo de España´, las que le impidieron contenerse y verse ahora con una denuncia en los juzgados por injurias y calumnias de quien se negaba a cederle la réplica del submarino Peral para el disfrute de los cartageneros. No obstante, eso ocurrió hace ya un lejano año y parece que López ha calmado sus ánimos y hasta se le ve algo menos tosco y más sonriente. Es como si estuviera feliz y satisfecho por la misión cumplida de su breve mandato y no le importara retirarse a una segunda fila a la espera de que dentro de un par de años pueda recoger los frutos de lo sembrado y aspirar a dirigir de nuevo a su querida Cartagena.

Ahora, llega el momento de la sucesión. Le toca a la socialista Ana Belén Castejón, que ha sabido mantenerse en el meollo durante estos dos años con su labor como vicealcaldesa, de hacerse con el bastón de mando y dejar ese papel secundario para asumir el protagonismo. Sin embargo, le va a resultar bastante más complicado de lo que lo tuvo López. Aclaremos que el pacto PSOE y MC suma un total de once concejales y, por tanto, se queda corto para aprobar cualquier decisión, incluida la de elección de alcalde. Al inicio del mandato, este bipartito encontró el respaldo incondicional de los tres ediles de la filial de Podemos y José López obtuvo los 14 votos exigibles para erigirse como máxima autoridad municipal. La prioridad era echar al PP del Gobierno.

Castejón no va a tener tanta suerte. La líder de Cartagena Sí Se Puede, Pilar Marcos, ya ha advertido esta semana de que a la dirigente socialista no le va a salir tan gratis como a su antecesor tomar las riendas de la ciudad y ya apunta que para conseguirlo tendrá que firmar un documento de mínimos que se comprometa a cumplir durante su mandato. Otra vez, quienes han tenido menos apoyos en las urnas son los que tienen la sartén por el mango y, en este caso, el futuro inmediato de los cartageneros en sus manos.

Se antoja difícil que PSOE y CTSSP no sean capaces de alcanzar un acuerdo y todo apunta a que Castejón se sentará en el sillón de alcaldesa. Si esta opción fallara, le queda la de Ciudadanos. Se ha entendido bastante bien y su portavoz, Manuel Padín, no descarta darle su apoyo. Eso sí, también con condiciones.

La ahora vicealcaldesa merece que se respete el pacto firmado hace dos años y, a juzgar por su eterna sonrisa, ilusión no le falta. Ahora bien, es innegable que la temperatura ha dado un subidón y la cosa se pone caliente. Vamos, como siempre. Cojan aire.