Un fantasma recorre la España rural, el de la despoblación. Los datos que nos traslada el informe Población y despoblación en España 2016, dado a conocer recientemente por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), nos revela que la mitad de los municipios españoles están ya en riesgo de extinción. En estos momentos, subsisten con menos de mil habitantes 4.995 de los 8.125 municipios que tiene España en total. Casi el 60% de los pueblos españoles han perdido población desde principios de siglo. La España rural se muere, ¿aún queda tiempo para remediarlo?

Ciertamente hay casos y casos, pues no todas las regiones están en la misma situación. De hecho, en Murcia la tendencia es distinta a la que se constata en amplias zonas de las Castillas, Asturias, Cantabria, Galicia, Extremadura y Aragón, por citar algunas de las Comunidades autónomas más afectadas. Pero eso no significa que el problema no esté presente también en la región murciana, de hecho cinco localidades (Aledo, Moratalla, Ojós, Ricote y Ulea), un número importante de pedanías y determinadas zonas rurales vienen padeciendo una pérdida sostenida de habitantes durante el periodo 1999-2015.

La despoblación es un asunto que preocupa a IU y por ello mantenemos un seguimiento cercano de este drama que debería ser tratado como una cuestión de Estado. Recordemos el apoyo unánime a la propuesta del diputado de IU, Álvaro Sanz, por parte del Congreso de los Diputados en octubre de 2015, instando al Gobierno y a cinco Comunidades autónomas a reconocer la identidad interregional de la Serranía Celtibérica, conformada por el territorio fronterizo de Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Generalitat Valenciana y La Rioja. Observemos que en esta realidad geográfica con una extensión de 65.825 kilómetros cuadrados, dos veces más que Bélgica, viven 475.149 habitantes lo que da una densidad de 7,22 habitantes por kilómetro cuadrado, frente a los 92 de España. Sólo Laponia, en el Polo Norte, se encuentra por debajo de los ocho habitantes por kilómetro cuadrado.

Nuestro compromiso en la búsqueda de soluciones para este problema nos ha llevado, también desde IU Europa, a trasladar esta cuestión a Bruselas y plantear necesidades y reivindicaciones sobre la 'despoblación rural en el Estado español'. Algunas de estas iniciativas han sido enfocadas desde un plano general y otras con un matiz más específico. Aunque hay aspectos que son comunes, por ejemplo, es una preocupación de todos si la UE abordará mediante programas concretos los problemas de las zonas con baja densidad poblacional y cómo se facilitará el acceso a los fondos europeos de estas zonas. Asimismo, ante la gravedad de la sangría demográfica, consideramos imprescindible que las instituciones comunitarias traten de acercar y compartir las buenas prácticas identificadas en regiones similares de otros Estados miembros.

Volviendo a las circunstancias de la Región de Murcia, más allá de la tendencia mayoritaria, hay razones para no bajar la guardia. En esta línea camina el trabajo de nuestro grupo en el Parlamento Europeo, con la pregunta escrita a la Comisión Europea de nuestra compañera eurodiputada Ángela Vallina sobre diferentes aspectos que afectan a las pedanías altas de Lorca. A instancias de IU-Verdes Lorca, la eurodiputada motivó su iniciativa en los datos del INE que alertan de que las llamadas Tierras Altas han perdido una media del 11% de sus habitantes solo en los últimos cinco años. Las causas de este traumático fenómeno demográfico que afecta a las pedanías de La Paca, Zarcilla de Ramos, Zarzadilla de Totana, Avilés, Coy, Doña Inés o La Parroquia, junto a varios parajes como El Rincón o Las Terreras, se encuentran en «el desempleo, la ausencia de servicios, el escaso presupuesto o la deficiente política hídrica». La situación, apuntaba Vallina, «señala la necesidad de un plan específico de revitalización de las Tierras Altas de Lorca que aborde, de una forma social, económica y medioambientalmente equilibrada, el desarrollo de esta comarca natural donde urge crear empleo y fijar población».

Estos dos elementos últimos, la necesidad de 'crear empleo' y 'fijar población' deben estar presentes en cualquier propuesta que, de verdad, tenga por aspiración arrimar el hombro en la resolución de este tema. Por ello son de agradecer planteamientos como los de aquellas organizaciones agrarias y ganaderas (caso de la COAG de Murcia) que tienen entre sus preocupaciones la necesidad de preservar la población en zonas rurales. Algunas de sus propuestas van dirigidas a la obtención de ayudas para una parte del sector que necesita complementar sus rentas y evitar así tener que dejar el campo y «emigrar a las ciudades, lo que es un problema, tanto como para los pueblos, que se quedan vacíos, como para las ciudades, que se ven obligadas a acoger a más población».

Centrándonos ya, finalmente, en el caso de las pedanías de Lorca. El pleno municipal de octubre de 2016 fue testigo de cómo el equipo de gobierno del PP se comprometió a iniciar los trabajos para la redacción y puesta en marcha de un plan de revitalización de las Tierras Altas. Ese plan habría de ser realizado (así se dijo) por consenso entre los vecinos, agentes económicos y sociales y todas las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento. Bien, en aras de empujar juntos en la buena dirección aquí está la mano de IU, una fuerza política que entiende el drama o la sangría de la despoblación como una cuestión de Estado. Desde Lorca, desde Murcia, desde Madrid o desde Europa, trabajamos (y estamos convencidos en la necesidad de sumar fuerzas para alcanzar los objetivos) por una España rural donde volvamos a ver crecer el cultivo de la esperanza.