El abogado Antonio Suárez-Valdés, que representa a una agente de la Guardia Civil, comparecía, hace unos días, ante los medios de comunicación para denunciar que, justo el pasado 8 de marzo, Día de la Mujer, su representada, de quien no se ha facilitado el nombre, cuando estaba destinada a la vigilancia a bordo de un coche patrulla en el Consorcio de Barcelona, se había visto obligada a ir al cuarto de baño porque tenía que ponerse una comprensa. Según el letrado, cuando la agente regresó se encontró con un teniente de quien recibió gritos y amenazas porque se había ausentado de su puesto, pese a que ella le explicó los motivos que le habían obligado a ello. Al parecer, la respuesta del superior fue la de quien no ha tenido madre, hermana, novia, mujer o amante, porque cualquier varón con dos dedos de frente y medianamente vivido, ante una explicación tan natural no puede contestar algo tan pedestre como: «A mí no me cuentes milongas, vas al baño antes o después del punto de control pero no durante». Ya ven, este hombretón desconoce cómo funciona la naturaleza femenina.

Al parecer, todo un mando de la Guardia Civil, no sabe que las mujeres en edad fértil acostumbran a ovular todos los meses, produciendo un «proceso fisiológico por el que las mujeres y las hembras de ciertas especies animales expulsan periódicamente por la vagina un óvulo maduro no fecundado con sangre y otras materias procedentes del útero», o que «la menstruación tiene lugar desde la pubertad hasta la menopausia; se produce todos los meses, siempre que el óvulo no haya sido fecundado». A este proceso, muchas veces muy doloroso, le llamamos vulgarmente 'periodo' o 'regla'. Ustedes se estarán preguntando los motivos de mi detallada explicación, y es que confío en que este ignorante, o simplemente machista personaje, aprenda un poco de las cosas que, al parecer, ignora.

Al considerar la agente que había recibido un trato injusto solicitó a su jefe de turno hablar con un superior y, miren por donde (alguien de dicho cuerpo debería explicar lo de protestar ante el mismo al que quieres denunciar), la enviaron con el teniente con el que había tenido el problema y aunque, al parecer, más tarde, pudo exponer su protesta ante un capitán, en palabras del abogado, «no han sido atendidas sus reclamaciones». Antes al contrario, días más tarde, el teniente de los gritos, los malos modos y la ignorancia, dio parte de que la agente había abandonado sus labores de vigilancia (porque él es muy listo y nadie le va con milongas), lo que motivó que a la guardia civil le abrieran un expediente por el que podría ser sancionada con cuatro días sin sueldo, según el abogado. La protagonista decidió entonces pedir al instructor del expediente, un oficial de la Comandancia de Barcelona, que activara el protocolo de acoso laboral, lo que aún no se ha producido, por lo que el abogado de la 'culpable de ser mujer y en edad fértil' ha anunciado que, si finalmente no prospera la pretensión de su patrocinada, presentarán una denuncia ante un juzgado togado militar de Barcelona.

Hay quienes aún se sorprenden de que se conmemore cada 8 de marzo el Día de la Mujer. Como si la igualdad entre sexos estuviese conseguida, como si no hubieran cosas por las que luchar, como nos indica este caso que, no es que nos asombre, sino que causa vergüenza por lo que muestra de falta de sensibilidad, de ausencia del más mínimo conocimiento, de puro y duro machismo que nos hace preguntarnos en manos de quién está la Guardia Civil. Porque si un teniente, que ha debido pasar por una academia y recibir la necesaria formación, puede comportarse de esta manera, díganme qué debemos pensar.

Amos Alcott dejó escrito: «La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia». Pues eso.