El lunes a la tarde sonó la voz de los Supercicutas, la línea de comunicación de PAS con las entrañas madrileñas del partido de Albert Rivera. «Dice que quiere tu cabeza, y no le importa el precio». En síntesis. Esa nota no daba ya lugar a opciones. Quedaba dimitir, y antes mejor que después, por un sucinto cálculo de control de daños. El refrán volvió a rimar: en martes, ni te cases ni te embarques. Pero si hay que dimitir, se dimite. Pensado y hecho. C´s habría votado la moción socialista si PAS se hubiera empeñado en llegar hasta el final. Ese era el mensaje, aunque cualquiera sabe. Y la consecuente dimisión preventiva significó un alivio para todos.

Para C´s, que ha visto compensada al fin su estrategia; para los socialistas, que no querían ver a González Tovar salvado por carambola en su precario liderazgo, y para Podemos, que habría tenido que jugar a la gobernabilidad con sus principales adversarios políticos. Pero también para PAS, cada vez más aseteado mientras llevaba a cuestas el futuro inmediato de su partido. El gesto, sin duda ya inevitable de la dimisión, ha conducido a la política murciana, al menos durante unas horas, quizá días, a un área de descanso. También la Justicia, que acecha sobre estos acontecimientos como causa principal de su desarrollo, se verá liberada de presión y su tiempo dejará de ser paralelo al de la política.

Pero esto no acaba aquí ni vuelve a empezar al modo como pretende el PP. El pretexto formal de PAS para su dimisión ha consistido en «salvar a la Región de Murcia del tripartito». Pero el tripartito, como tal, nunca existió, pues de existir todavía podría instituirse a pesar de la dimisión del presidente. La prueba de su inexistencia es que no se constituirá, aunque Tovar, en su insistencia todavía ayer de un Gobierno alternativo a los populares, ayude a dar credibilidad a lo que sugiere el ya expresidente. Todo se ha resuelto según el modelo exigido por Ciudadanos, aunque gracias a la presión de la moción de censura del PSOE: un nuevo Gobierno del PP sin quien hasta ayer fue su presidente, imputado en dos casos de presunta corrupción, lo que contradice el punto primero del pacto de investidura firmado por PAS y el portavoz del partido riverista, Miguel Sánchez.

No habrá investidura sin pacto.

C´s se ha desgañitado reclamando esa solución, y ya la tiene. Ahí está Fernando López Miras, propuesto por PAS y refrendado por la junta directiva del PP. Pero en C´s aparecen voces que reclaman: a nuevo presidente, nuevo pacto. Los votos de los cuatro diputados de ese partido, necesarios para la nueva investidura, no se entregarán gratis, en apariencia. Esto significa que habrá que firmar previamente un nuevo papelito. Ya aquí advertí ayer de que esto comprometerá a C´s de tal manera que la gestión de su éxito puede estropearse en este paso del proceso. En teoría, bastará con que López Miras rubrique ahora lo que hace dos años firmó su antecesor, pero esto incluye en el punto primero que los políticos incursos en casos de presunta corrupción deben dimitir de sus cargos, sean éstos institucionales u orgánicos. Ese punto sigue afectando a PAS, pues es diputado en la Asamblea y presidente regional del PP. Por el primer cargo (institucional), se mantiene aforado, y por el segundo (orgánico) tutelará al nuevo presidente de la Comunidad, quien ha empezado su carrera hacia San Esteban declarando que permanecerá bajo su batuta. Aunque Miguel Sánchez reserva su opinión (dice que después de empatar, jugar la prórroga y mantener una prolongada sesión de penaltis que finalmente se resolvió a su favor, C´s no ha tenido tiempo de elaborar la estrategia para el siguiente choque) en la dirección de su partido se prodigan las voces que exigen el mantenimiento estricto del punto primero del pacto de investidura de PAS. Da la impresión de que Miguel Sánchez pide tiempo, pero, como los demás, lo tiene claro.

Si se impusiera esa actitud, Ciudadanos no podría votar a López Miras hasta que PAS dimita de diputado y de presidente del PP. Con lo primero, de producirse (pérdida de aforamiento), conseguirían que el caso Auditorio regresara al juzgado de Lorca, donde la instructora, según su auto remitido al TSJ, tiene clara la responsabilidad de quien fuera alcalde de Puerto Lumbreras, y el caso Púnica volvería a manos del juez Velasco, a quien le caben pocas dudas sobre la implicación de PAS en esa trama cuando era consejero de Educación. El propósito del presidente saliente de recomponer su imagen tras los archivos de las causas que le afectan, si éstos se produjeran, para volver en 2019 con nuevos bríos, podría ser interceptado por C´s sin ni siquiera tener ya que votar a un presidente socialista. Si el propósito de convocar nuevas elecciones, que ha sido su mantra hasta ayer, fuera sincero, podría conseguirlo impidiendo la constitución de un nuevo Ejecutivo del PP, de modo que si se rebasara el plazo que marca la ley para intentar formar Gobierno, la llamada a las urnas sería automática. No hay que descartar que la situación se acabe deslizando hacia esos predios, pues hay dirigentes de C´s que plantean en foros la exigencia de introducir en el nuevo pacto la inmediata supresión de los aforamientos, algo que el PP no estaría dispuesto a refrendar, pues no lo ha hecho hasta ahora por razones obvias.

López Miras, en la órbita Martínez Pujalte.

En definitiva, Ciudadanos tiene ahora una disyuntiva complicada: conformarse con la caída de PAS sin atender a otros detalles o seguir mostrándose estricto en las reglas de juego que firmó con el ya expresidente. Si se diera esta segunda voluntad, la investidura de López Miras se complicaría. De hecho, a la vista de que el PP lo da ya como presidente, voces de Ciudadanos expresan su estupefacción porque «los populares se siguen comportando sin la necesaria humildad, y dan por hecho cosas para las que tienen que contar con nuestro partido».

A esto hay que añadir que López Miras, a pesar de su juventud, arrastra un lastre en una cuestión sobre la que C´s hace tiempo que prestó atención. El aspirante a sustituir a PAS fue en su día (Gobierno de Garre) secretario general de la consejería de Economía y Hacienda, desde donde se licitó la adjudicación de la televisión autonómica al grupo Secuoya, una operación recurrida ante la Audiencia Provincial por la anterior concesionaria, GTM. En el pacto firmado entre el PP y C´s para investir a PAS se contempla la constitución en la Asamblea Regional de una comisión de investigación sobre dicha contratación, en la que López Miras actuó como presidente de la mesa adjudicataria. Es público y notorio que aquella decisión se tomó por intermediación del entonces comisionado para Asuntos Económicos del Gobierno regional, Vicente Martínez Pujalte (en realidad, consejero in péctore), hoy imputado por tráfico de influencias con empresas adjudicatarias de la Administración. Hasta ahora, C´s no ha activado esa comisión de investigación, pero es probable, por lo que sugieren algunos dirigentes de ese partido, que la promoción de López Miras estimule la iniciativa.

El delfín del delfín.

El nuevo candidato popular a la presidencia es, de entre otros posibles que también son incondicionales de PAS, el más sujeto a éste, una prevención dictada por el ´síndrome Garre´. En esto no hay simulación, y ahí está el problema. Resulta evidente que con este modelo muchos decidirán pasar por la sede popular de González Adalid antes que perder el tiempo pidiendo audiencia en San Esteban. López Miras no tendrá siquiera la oportunidad que Valcárcel concedió a Garre para nombrar a dos o tres consejeros a su gusto, aunque previamente chequeados, sino que mantendrá el mismo equipo de PAS. Y es obvio que permanecerá conectado a él en cada decisión que haya de tomar. Este no es el mal mayor. Supongamos que PAS es condenado en alguno de los casos que le afectan y debe abandonar definitivamente la política. En esa situación, López Miras quedaría completamente desamparado, haciendo la mili como capitán general. Y esto por no aludir a la historia de los delfinatos: ninguno, empezando por PAS y Valcárcel, antes por Garre y Valcárcel, y antes por Valcárcel y Calero, ha soportado los tutelajes. Todos estos duetos han acabado fatal, y no hay fórmulas mágicas para suponer que una personalidad política tan fuerte como PAS y un aprendiz de ejecutivo como López Miras salven el maleficio. Alguien escuchó ayer a PAS: «Espero que Fernando siga siendo mi amigo». Sabe de lo que habla.