Google tiene mucho encanto. Puedes entrar una mañana tonta para buscar una oferta en Ikea de algún taburete para tu cocina y acabar descubriendo en menos de un minuto al grupo de moda en nuestro país (y yo sin saberlo). Un enlace me llevó a otro y, oh sorpresa, descubrí a un grupo de música que se llama Taburete cuyo líder es Guillermo (Willy) Bárcenas, el hijo del extesorero del Partido Popular, y que otro de sus componentes es nieto de Gerardo Díaz Ferrán, otrora líder empresarial y desde hace años preso en Soto del Real por la gestión fraudulenta de algunos de sus negocios. Y ya, ya sé que seguramente soy la última en llegar a este fenómeno, pero no soy yo muy seguidora de las tendencias musicales.

Bueno, pues resulta que estos chicos son la sensación de momento, bendecidos por el todopoderoso Youtube y los movimientos virales. Llenan durante días seguidos salas y dieron un concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid para el que agotaron todo el papel. Algo así no lo hace todo el mundo y lo da solo el morbo de un par de apellidos famosos. Se asume que es su música la que atrae a miles de jóvenes de todo el país. No hacen canción protesta, no llevan ninguna bandera y el tema de sus familiares, sus problemas con la Justicia y su vida en la cárcel prefieren dejarlos de lado, aunque no rehuyen las preguntas. Son quienes son, no se avergüenzan, pero tampoco presumen. De lo que sí alardean es de que este éxito les está llegando solo con esfuerzo. No han tenido ayuda ni una gran discográfica detrás. Viajan en furgoneta y su mejor relaciones públicas son sus post en las redes sociales. Aunque eso ha sido hasta ahora, porque me parece que los chicos de Taburete están a punto de dar ese salto que separa a las bandas que empiezan a ganarse la vida de las que se han convertido en estrellas.

Además de la curiosidad por su música, que tengo que reconocer que no está mal, lo que más me interesa de este nuevo fenómeno es el debate que hay a su alrededor sobre si son un ´grupo de pijos´. Taburete es una banda de ´niños bien´ criados en inviernos de Baqueira Beret y relacionados con los grupos de influencia al más alto nivel de todo el país, que han estudiado en los colegios más elitistas y las universidades más caras. Parece que su origen, su forma de comportarse y de ver la vida, les han hecho conectar con chicos de clase alta de todo el país. La crónicas de sus conciertos cuentan que las chicas que cantan sus letras en primera fila llevan collares de perlas y pulseras de Tous y en sus conciertos el estilismo más repetido entre los chicos es el jersey anudado detrás de la espalda como si de la banda de una miss se tratara. «Son de los nuestros, como nosotros», decía uno de los asistentes a su concierto en Barcelona en una de esas crónicas. Dudo mucho que todos sus seguidores sigan un mismo patrón de clase social, sobre todo porque a medida que su éxito crezca irán ampliando su influencia, pero es interesante ver cómo parece que una nueva ´tribu urbana´ se suma a los indies, hipsters, rokeros, poperos: los pijos.

A ver, los ´pijos´ han existido siempre (el debate para definir a un pijo podría dar para uno o dos artículos más. Ídem para el resto de ´tribus´), pero no creo que hayan estado relacionados con un tipo de música o grupo en concreto y esta asociación me parece muy curiosa. Taburete actúa mañana en la sala REM de Murcia. Evidentemente, he buscado si quedaban entradas, y están agotadas. Una pena, hubiera estado bien escucharlos en directo y tengo mucha curiosidad por saber si en Murcia se reproducen los mismos estereotipos de público que cuentan los reportajes de sus actuaciones en Madrid y Barcelona.

Tendré que esperar a su próxima visita.

Quizá, quienes están perfilando el cartel del WAM podrían preguntar por su caché. No sonarían nada mal entre los grupos ya confirmados y, quién sabe, igual el festival consigue arrastrar a un tipo de público con el que no contaban. Es una idea.