Si el espectáculo fuera gratuito, si los actores no costaran dinero a los contribuyentes, podríamos agradecer a los políticos que nos entretengan con esas ocurrencias suyas con las que enredan y dan vida a la trama de la serie que bien podría titularse 'tragicomedia de PAS'.

El argumento viene a ser más o menos el siguiente. Érase una vez un tipo que, ya de joven, casi adolescente, buscaba ante todo la honradez y sentía repugnancia por lo que aparecía ante sus ojos como la corrupción de un 'sistema' dominado por un partido político, el PSOE. En su búsqueda incansable de la honradez recayó en el partido político que, también a sus ojos, representaba el ideal de pureza y trasparencia, el PP. Inspirado por la fuerza que lo impulsaba, en cuanto tuvo ocasión, puso en práctica alguna de las políticas de honradez que caracterizan al que ya era su partido: malgastar el dinero público y mentir. PAS es un héroe a lo Gilgamesh, sin embargo, los héroes viven acosados por sus enemigos.

A nuestro protagonista lo apoya, de momento, todo el PP que, como es notorio, no consiente la corrupción en sus propias filas; luego si apoya a PAS es porque PAS es un elemento impoluto. No importa que, siendo alcalde de Puerto Lumbreras, localidad de 14.000 habitantes, malgastara en proyectos inacabados unos doce millones de euros del dinero público; lo hacía guiado por la mejor de sus intenciones. No importa que haya querido mejorar su imagen a nuestra costa, ¿quién no? Tampoco importa que, para ser investido presidente de la región, haya engañado, ni que, ya en calidad de presidente, haya utilizado la mentira como estrategia para aferrarse al cargo. Sigue siendo el chico bueno que partió de su casa en busca de la honradez.

El problema lo tienen quienes no entienden o no quieren entender que España es diferente y actúan como si fueran de otro país y desconocieran las costumbres y tradiciones del nuestro. En nuestra tradición, lo que es de España es de los españoles, por lo que los políticos del PP, que son los más españoles, se sienten legitimados para usar los fondos públicos en beneficio propio. Tampoco está en nuestra tradición la patológica obsesión por la verdad; lo natural, lo humano, lo español es mentir y aguantar en la poltrona hasta que te levanten de ella esposado. Lo contrario, es decir, el respeto a la verdad y la dimisión cuando existe un indicio o una sospecha de corrupción o malversación, sería una torpe imitación de lo que hacen otros países con raros pruritos democráticos, sería dar balas al enemigo.

La integridad de PAS tiene desconcertados y sumidos en la perplejidad a los partidos de la oposición que, en consecuencia, van como pollo sin cabeza. Ciudadanos, el partido de la regeneración política a quien PAS le coló el embuchado, para salvar el honor, anunció una moción de censura 'instrumental', es decir, para convocar elecciones, pero, como fiel aliado, concedió un plazo suficiente, bien para que el PP reaccionara y sustituyera a PAS, bien para que éste saliera, como se espera, limpio de culpa en su embrollo con la Justicia. Ciudadanos se suma, de este modo, tanto a la tesis de los garbanzos negros, como a la confusión entre responsabilidad política y legal, promovidas por el PP.

A Ciudadanos, políticamente hablando, le falta un hervor y esa media cocción ha sido aprovechada por el PSOE (desde las elecciones, se ve a un paso de la poltrona) que, con sus trece diputados, se ha adelantado en la presentación de la moción de censura. La formación naranja tiene otra vez en sus manos la patata caliente pues, en definitiva, de sus votos depende el posible éxito de la misma. José Manuel Villegas ha reiterado las dos condiciones para el apoyo: que el PP mantenga a PAS en el cargo y que el PSOE se comprometa a que la moción sea 'instrumental'.

En resumen, la oposición está metida en un callejón sin salida. Ciudadanos insiste en su apoyo, directo o indirecto (cambio de protagonista o elecciones) al PP, mientras que la intención de PSOE y Podemos es desalojar al PP de San Esteban. Con esta disparidad de intereses, la moción de censura parece abocada al fracaso. Al final, como siempre, ganará el PP, con PAS o sin PAS. Seguramente con PAS. ¡Murcia a tope!