Dicen las malas lenguas en el PP que algunos de sus detractores le llamaban ´el pedáneo´ cuando era alcalde de uno de los municipios periféricos de esta la Región y andaba luchando por su pueblo como lo hacían, ante el que fuera alcalde de Murcia durante los últimos veinte años, Miguel Ángel Cámara, los presidentes de las juntas de vecinos de las pedanías. Estos ´perráneos´ venían a la capital con una carpeta llena de asuntos y aprovechaban para reunirse y pedir a distintos concejales del ayuntamiento de Murcia. Ese pedáneo del que hablaban antaño en las filas populares es ahora presidente de la Comunidad y líder regional del PP por aclamación prácticamente de todo el partido. Más poder no se puede tener.

Sin embargo, en esta hora, parece que Pedro Antonio Sánchez echa de menos su época de munícipe y ha decidido hacerse concejal del consistorio murciano. Alcalde de la capital de la Región no, porque cantaría demasiado y acumularía cargos en avaricia. Y se ha hecho concejal de la mano de Maruja Pelegrín, una de las chicas de Cámara, que heredó el actual alcalde de Murcia, José Ballesta, y que no cotizaba mucho en la bolsa de la junta de gobierno. Pelegrín ha resurgido de sus cenizas gracias a PAS, que la ha elevado a la secretaría regional de un partido que da por enterrada la época Valcárcel-Cámara.

La elección de Pelegrín no parece cosa del azar. Pedro Antonio Sánchez ha calculado muy bien el tiro y de una tacada se ha colocado como un edil más en la junta de gobierno de Ballesta, por lo que se enterará de todo lo que pase en la Glorieta y en el municipio de Murcia, donde los pedáneos son muy importantes al manejar un inmenso granero de votos (el 60% de la población de la capital reside en pedanías). El alcalde no estará muy cómodo con esta situación, pero disimulará su enfado como hace siempre que contempla alguna situación que no le agrada en un claro ejercicio de contención y mesura política.

Al mismo tiempo, Sánchez le ha dado una colleja al actual alcalde y sus acólitos y les ha bajado la cresta a todos aquellos que pensaban que en un futuro podrían disputarle alguna parcela de poder. Es decir, se ha cargado de un plumazo cualquier tentación que pudieran tener de aspirar a algo más de lo que tiene actualmente asignado. Una jugada maestra. Presidente de todo y concejal del principal municipio de la Región. Por nadie pase.