No es oro todo lo que reluce y a veces, la situación del poderoso no es tan boyante como parece. No soplan buenos vientos en la calle Génova. El Parlamento nacional y el autonómico parecen clones el uno del otro. Después de años y años de legislaturas rodillo es bueno para los ciudadanos que los distintos grupos políticos tengan que llegar a un consenso para gobernar con equidad. Pero claro, para esto hay que tener cintura, cosa de la que carece totalmente don Mariano. Hasta Aznar, que era más broncas, demostró saber plegarse mejor, con más habilidad, cuando necesitó a CiU sí o sí. ¿Recuerdan aquello de «hablo catalán en la intimidad»? Mítico, ¿verdad? Don Mariano ha vivido cómodo con el rodillo y ahora no sabe hacerlo sin él. Nos las vemos con un líder preclaro cuya característica más destacable es la inacción. Ese don Tancredismo patológico que padece nuestro hombre vale para llegar a presidente de una asociación de vecinos o una cofradía. Sí, ya me lo sé, aquello de la 'paciencia' y 'ver el cadáver de tu enemigo pasar'. Pero para gobernar hay que hacer cosas, algo, negociar, echar órdagos y practicar el tira y afloja, ceder. Pues nada. Primero fue la LOMCE, luego lo de los estibadores y ahora la ley mordaza. En el Parlamento autonómico ocurre otro tanto. El número de votaciones que ha perdido el PP en ambas sedes parlamentarias le está llevando a una situación de ingobernabilidad técnica que pinta mal. Y por si fuera poco, en lo pasillos del Congreso, los melifluos dirigentes de Ciudadanos y la gestora del PSOE comienzan a ajustar detalles sobre la moción de censura a PAS.

Abrazote chillao.