Para muchos corredores el 1 de abril está fijado en el calendario como el Día D. Esa jornada miles de personas saldrán a los montes de la ciudad para recorrer los 53 kilómetros de distancia que tiene la Ruta de las Fortalezas, 2.100 metros de desnivel incluido. Aunque muchos la hacen andando, o a trote cochinero, como se dice vulgarmente, me parece una auténtica heroicidad culminar esta gesta. Incluso lo veo como una temeridad mayúscula, ya que no todo el mundo está preparado para salir a correr durante horas. De todos modos, no seré yo quien le quite la ilusión a nadie. Lo cierto es que muchos de los que pagan los 31 euros que cuesta la inscripción aún no saben dónde se han metido. En los últimos días estamos leyendo noticias de senderistas que tienen que ser rescatados de los montes cartageneros tras sufrir síncopes o alguna caída. Dar un paseo por el monte o salir a correr puede convertirse en un deporte de riesgo. Sobre todo si se va como una cabra loca a salto de mata por escarpados caminos llenos de piedras traicioneras. Hay muchos tobillos que, por desgracia, dan buena fe de ello. Si aún no les convenzo de que retirarse a tiempo es una victoria, por lo menos, acudan a su fisioterapeuta y planifiquen con mesura sus entrenamientos.