Todavía (ejem) colea en redes sociales el vídeo de nuestro paisano Francisco Bernabé advirtiendo a la plebe desde nada menos que la tribuna del Congreso de los Diputados de los peligros de los rabos de perro. En concreto de los latigazos (sic) que un rabo agitado sin control puede propinar al incauto dueño del can. Defendía, por boca del inefable Bernabé, el partido del Gobierno su postura contraria a la prohibición de la mutilación estética de animales, a pesar de saber perdida la votación. Un gesto pues de cara a la galería, donde el lobby de los cazadores tomaba nota de las intervenciones, tal vez compartiendo la misma duda que el resto del hemiciclo: ¿no podían haber mandado a otro? Si total el asunto estaba finiquitado ante la unidad de toda la oposición, ¿eran necesarios esta facundia, estos ademanes histriónicos, este bochorno?

En Murcia, donde tal vez sí celebramos que mandasen a este hombre de número dos en las listas el pasado 26J, la inenarrable intervención del diputado nos recuerda otros grandes hitos (es un decir) de su actividad política: la toma de la bastilla del aeropuerto de Corvera, por ejemplo, hace justo un año. O la aprobación de la 'autovía del bancal'. O el desaforado (también es un decir) optimismo acerca del soterramiento final del AVE, obra que juró, perjuró, garantizó y puso la mano en el fuego por la cual tantas veces que perdimos la cuenta, como pasa con todo lo que tiene que ver con la Alta Velocidad y sus percentiles, hasta que tomó las de Villadijediego. O la obsesión con la pasarela de La Manga y Puerto Mayor. O la inclusión de su nombre en la querella por la desaladora de Florentino.

Bernabé, que llegó a consejero en un momento muy delicado para el Gobierno regional (entonces en manos de Alberto Garre), tras la dimisión de Manuel Campos y entre rumores de acuerdo Valcárcel-Ana Pastor para descarrilar la apertura del aeropuerto, se echó a la chepa todos los brownies del valcarcelato con indudable fe en sí mismo y en la futura recompensa a sus (es un decir todo el rato) trabajos. En Twitter le hacen chistes de murcianos, pero él ya hace un tiempo que cantó bingo. La gente no da crédito a su último viral en YouTube, pero para este Señor Lobo (o al menos, bodeguerico) del PP regional la encomienda parece hasta honrosa, dado el historial.

Sírvanos al menos todo esto para reflexionar un rato sobre cómo funcionan los engranajes del partido de nuestros mandantes. Para hablar, si eso, de perros, de rabos, de sus amos, de mutilaciones estéticas e incluso, si eso, de por qué se queda la Región (siempre y pase lo que pase) a la, ejem, cola.