Somos lo que pensamos a lo largo del día. Y según esos pensamientos nos sentimos y actuamos. En general, son como rituales que hacemos sin darnos cuenta. Por eso, si queremos que algo cambie, tenemos que cambiar este proceso, cambiar los rituales. A veces, nos resulta difícil, porque estamos controlados por ellos. De hecho, cuando decimos «voy a hacer eso, o aquello otro», pero no lo hacemos, aun teniendo las herramientas para llevarlo a cabo, es porque hay un conflicto, o varios, dentro de nosotros. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es alinear nuestra vida con lo que es más importante para nosotros. Y una vez puestos en orden los conflictos, lo siguiente es tomar acción.

Cuando todo está ordenado, no hay nada que nos pare. El progreso llega cuando somos capaces de decirnos la verdad, de sentir la incertidumbre y de tomar acción sin importar el miedo. Lo que nos detiene siempre es el miedo. Miedo al fracaso, al rechazo, a lo desconocido. Y ese miedo se puede simplificar en inseguridad. Cuando vemos a alguien que tiene éxito, que es un verdadero líder, es porque rebosa seguridad. ¿Y de dónde le viene? ¿Se nace con ella? ¿Ha tenido suerte? ¿Las cosas siempre van a su favor? No, los grandes líderes transforman las situaciones inseguras en seguras. Controlan las situaciones y no permiten que éstas les controlen a ellos.

Se enfocan en lo que pueden controlar. Una cosa que debemos tener muy presente es que si nos enfocamos en lo que no podemos controlar, en el pasado, o en lo que siempre nos falta, nos sentiremos frustrados, hundidos, abrumados, deprimidos. El ingenio es un recurso muy importante y lo vamos a utilizar para enfocarnos siempre en lo que realmente deseamos. Por eso, si no tenemos lo que queremos, de una vez por todas, debemos dejar de decirnos que es porque nos falta dinero, tiempo, salud...

Todo eso son tonterías. Es, sencillamente, porque no nos hemos comprometido de verdad a ir a por todas. Una vez que hayamos decidido cambiar, tan sólo tenemos que controlar nuestros pensamientos. Estar alineados con el propósito de nuestra vida. Tanto si queremos mejorar la salud, finanzas, relaciones, carrera o, en última instancia, la capacidad para sacar el máximo partido de la vida, todo empieza con la creación de una base sólida, de un fundamento en las formas de pensar, sentir y de comportarse.