No sé si es porque me dedico a esto de juntar letras desde hace ya una década -de forma profesional, digo-, pero suelo explicarme mejor con un bolígrafo y un papel blanco delante -ahora un teclado y un ordenador- que face to face. También tiene que ver, creo, ese grado de hombría sin sentido de cualquier tío con más de 14 años, que nos impide decir 'ñoñerías' que sentimos de verdad a nuestros seres queridos. Mañana es uno de esos días en los que tenemos la oportunidad de demostrar que nos corre sangre por las venas. No recuerdo ni una sola vez en la que le haya dicho a mi padre, así, con mirada fija, que le quiero. Creo que no lo recuerdo porque no se lo he dicho nunca. Y ha tenido razones para recibir esas dos palabras en millones de ocasiones... Más aún en esta última etapa, en la que las visitas al médico cada vez son más frecuentes. Hazañas que otros no consiguieron y ahora les recordamos. Porque decir que cuando uno quiera puede coger el toro por los cuernos es muy fácil, pero hacerlo sólo está a la altura de unos cuantos privilegiados. Y mi padre es uno de ellos. Sólo espero que, mirándome a los ojos, alguna vez haya sentido que de mayor quiero ser como él... De momento, el pelo ya se lo he copiado y sí, a mi también me gustan más los Beatles de la primera mitad de los años 60.