Está comprobado que a la política llega cualquiera que sepa arrastrarse como una serpiente a los pies del mandamás de turno, al tiempo que se deje fustigar convenientemente. Como ya comenté en otra ocasión, no se necesita saber leer ni escribir, no se exige título alguno ni, por lo que parece, tener la cabeza en condiciones. Es por eso que algunos de los que alcanzan altas cotas en estas lides, como apropiarse de un escaño en la Eurocámara, se permiten lanzar diatribas vomitivas y que apestan hasta decir basta.

Una de estas parrafadas infumables la profirió días pasados el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke. Más o menos vino a decir que «las mujeres son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes, y por dichas razones tienen que ganar menos». Me imagino que este individuo debe de lamentarse todos los días y dará vueltas en la cama todas las noches pensando que ha nacido de un ´ser inferior´. Yo me habría quitado de en medio si me entero que he nacido de un ser más débil que yo (no era el caso de mi madre, por ejemplo, que tenía una fuerza mental y física sin parangón); o más pequeña (reitero, mi madre era de una estatura más que apreciable); o menos inteligente (ya me gustaría ver a este indeseable de Janusz sacar adelante con categoría y la cabeza bien alta a una familia numerosa con un sueldo de miseria. Había que ser un ser superdotado para conseguirlo).

Sean altas o bajas, fuertes o débiles, más o menos inteligentes, nadie puede menospreciar a una mujer€ ni a persona alguna. ¿Qué derecho ampara a ese individuo para hablar de esa forma? A igual trabajo y responsabilidad, igual sueldo. ¿Qué tiene que ver el sexo? ¿O es que las mujeres que estudian tienen distintos programas? ¿Sus formaciones cuestan menos? Todo esto me revuelve el estómago y me hace recordar otro hecho más que lamentable.

El pasado año 2016 se aceptó -increíble- en Arabia Saudí que «la mujer es un mamífero, no un ser humano». Gracias a este reconocimiento el género femenino tendrá garantizado el derecho a alimento y agua. Este reconocimiento, y no todo el mundo esta muy de acuerdo, se hace tras un estudio científico que dictamina «Las mujeres ya no serán consideradas simplemente como objetos sin alma, sino como mamíferos de pleno derecho, con los mismos derechos que otros animales de su especie, como camellos o cabras».

¿Cómo se quedan ustedes? Sigo pensando que la situación de los científicos saudíes es peor que la del eurodiputado polaco. El polaco nace, según él, de un ser inferior pero es que el saudí, ojito, le da lo mismo nacer de una camella o de una cabra€ que es de donde han nacido, porque ninguna mujer alumbrará nunca seres tan despreciables como estos ´pseudos científicos´. ¿Cómo que la mujer no tiene alma? Si no tuviese alma destrozaría, en algún momento, a estos gilipollas. ¿Cómo se puede arrastrar ese pensamiento toda la vida? Y menos mal que ya la consideran ´mamíferos´, pues hasta ahora la consideraban un objeto similar a un coche, a una tabla de planchar o a una mesa. Y yo me pregunto ¿sus relaciones sexuales las tenían con los coches, tablas de planchar, mesas, camellas, cabras€? Es muy difícil ponerse en la piel de esta gente, y muy triste ¡qué pena!

Toda esta gente, polaco incluido, ¿qué come para tener personalidades tan aberrantes? ¿Mamíferos pero no humanos? ¿Débiles? ¿El señor Janusz sería capaz de trabajar fuera de casa y en la casa? O simplemente: ¿tendría la fuerza mental para trabajar en la casa sabiendo que no tiene una retribución económica, salvo la que alguien aporte al hogar?

No sé si este individuo, ser más que inferior mentalmente, estará o no casado, si tendrá o no hijas; en cualquier caso, le hablará o hablaría así a las mujeres de su casas sin que se le cayese la cara de vergüenza. ¿Permite o permitiría que los salarios de sus féminas fuesen inferiores al del compañero de trabajo de turno? Lo más seguro, y es mi teoría, es que esté rodeado de mujeres más grandes que él, más fuertes y más inteligentes y, al no poder chulearlas, toma el Europarlamento como válvula de escape. Qué pena.

Una última recomendación a él y a los saudíes: pidan cita a un psiquiatra, mejor a una psiquiatra, y cuéntenle sus aberraciones€ Hay cura, de verdad. Y por siempre ¡vivan las mujeres!