Meterse con la religión católica hoy en día es fácil. No tiene ningún mérito. Cualquiera puede colocar la foto de un niño africano muriendo de hambre y decir que «mientras los niños de África se mueren de hambre, el Vaticano está lleno de riquezas». Y podemos hacerlo tranquilamente desde el sofá de nuestra casa enviando la foto desde un smartphone que cuesta 400 euros, el equivalente a un kit de agua potable anual para 12.000 personas en el continente africano. Así somos, seres repletos de lecciones para los demás y de superficialidad. Por ejemplo, el Real Madrid o el FC Barcelona también están llenos de riquezas pero, al parecer, no tienen la culpa de que los niños de África se mueran de hambre. Iberdrola, por ejemplo, también está llena de riquezas, pero tampoco tiene la culpa de que los niños de África se mueran de hambre. Solo la religión católica tiene la culpa de que los niños de África se mueran de hambre. Ninguna religión más tiene la culpa. Ni la musulmana ni la budista ni la judía ni la hinduista. Solo el Dios católico es un dios malo, a pesar de que en los países más pobres del mundo los únicos misioneros que ayudan y mueren por la población más marginal son los católicos. La solidaridad, al parecer, solo es obligación de los católicos, no de los que critican al catolicismo sentados en su sofá de Ikea con su televisión panorámica Sony y su smartphone de Apple.

Todo esto viene porque hace unos días, una drag queen vestida de Virgen y que simuló una crucifixión en el escenario ganó a ritmo de Like a prayer el festival de Las Palmas de Gran Canaria. Muchas han sido las reacciones desde entonces, tanto a favor como en contra. Hay quienes piensan que ir disfrazado de Virgen y simular una crucifixión es una ofensa a los católicos, y hay quienes defienden que no es más que puro espectáculo. Sinceramente, no creo que haga falta hacer referencia a imágenes religiosas para realizar un espectáculo transgresor. A mi juicio (y lo digo como no católico), hacer un espectáculo utilizando la simbología religiosa de millones de personas es algo demasiado atrevido, propio de un irresponsable o de un gilipollas. Este tipo de ofensas religiosas es muy similar a imitar a la comunidad drag haciendo una interpretación como si perdiesen aceite, o simulando que tienen alguna enfermedad, o alguna desviación, o alguna tara. No sería aceptable ni respetable. En ningún ámbito. Ni siquiera en un espectáculo de Carnaval. Precisamente, aquellos que han sufrido marginación sexual (no solo por los católicos; hay países donde a día de hoy se sigue matando a personas por su condición sexual y no son católicos, aunque ninguna drag ha viajado a esos países para protestar) deberían comprender lo que significan las ofensas por cuestión de sexo, raza o creencias. El respeto a las creencias y a la identidad personal es la base de la convivencia pacífica de cualquier sociedad.

Hay quien dice que los católicos, especialmente los que ocupan altos cargos, han sido muy crueles con los homosexuales, y es cierto. Pero, para reclamar justicia hay que hacerlo en los tribunales y contra quien ha cometido el delito, no simulando la crucifixión del mayor personaje religioso de toda la historia de la humanidad. Confundir ambas cosas, repito, es propio de un ignorante o de un gilipollas. Ninguna religión es sí es negativa; lo negativo es la interpretación particular que los hombres (nosotros) hacemos de dicha religión. Aquellos que utilizan la religión para matar, perseguir o discriminar a otros no son respetables; la religión y sus figuras, sí.