A poco que abramos los ojos a la actualidad nos daremos cuenta de que estamos viviendo buenos momentos para la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. La sociedad es cada día más consciente de la necesidad de acabar con pautas e inercias patriarcales, de ahí que los ataques contra una paridad que se va convirtiendo en un ideal colectivo, sean más virulentos que antes; como también son más numerosos los testimonios y manifestaciones a favor de ella.

La polémica sobre las conductas patriarcales que lastran esa igualdad es constante, lo que significa que el debate puede ayudar tanto a una profundización en los cambios deseados, como a una radicalización de ciertas posturas demasiado rígidas, sobre todo de algunos hombres que sienten que la paridad reduce sus privilegios, pues allí donde antes la foto solo los mostraba a ellos, ahora el protagonismo debe ser compartido por sus compañeras, las mujeres.

Por otra parte, y a pesar de los avances logrados, la igualdad de las mujeres en todos los órdenes está muy por debajo de las exigencias de la ley, que se adelanta a la sociedad en este tema, de ahí que como colectivo, +mujeres haya iniciado una campaña de concienciación para exigir a las Administraciones públicas de nuestra comunidad, tanto locales como autonómicas, que incrementen sus esfuerzos para alcanzar los objetivos recogidos en nuestra Constitución y en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo.

La campaña SéLegal en Igualdad se inicia en febrero y durará hasta el próximo verano. Consiste en el envío de cartas a los representantes del Gobierno autonómico y local, recordándoles los términos de esta ley y la necesidad de implantar en los distintos organismos que gestionan las medidas necesarias para su desarrollo.

No nos parece innecesario, sino muy pertinente, adjuntar aquí el artículo 26 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, cuyo cumplimiento exigimos. Las instituciones públicas que no promocionen la presencia de las mujeres en la cultura están incurriendo en una franca ilegalidad, al incumplir el texto explícito de esta ley, que contempla lo siguiente:

«Artículo 26. La igualdad en el ámbito de la creación y producción artística e intelectual.

1. Las autoridades públicas, en el ámbito de sus competencias, velarán por hacer efectivo el principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en todo lo concerniente a la creación y producción artística e intelectual y a la difusión de la misma.

2. Los distintos organismos, agencias, entes y demás estructuras de las administraciones públicas que de modo directo o indirecto configuren el sistema de gestión cultural, desarrollarán las siguientes actuaciones:

a) Adoptar iniciativas destinadas a favorecer la promoción específica de las mujeres en la cultura y a combatir su discriminación estructural y/o difusa.

b) Políticas activas de ayuda a la creación y producción artística e intelectual de autoría femenina, traducidas en incentivos de naturaleza económica, con el objeto de crear las condiciones para que se produzca una efectiva igualdad de oportunidades.

c) Promover la presencia equilibrada de mujeres y hombres en la oferta artística y cultural pública.

d) Que se respete y se garantice la representación equilibrada en los distintos órganos consultivos, científicos y de decisión existentes en el organigrama artístico y cultural.

e) Adoptar medidas de acción positiva a la creación y producción artística e intelectual de las mujeres, propiciando el intercambio cultural, intelectual y artístico, tanto nacional como internacional, y la suscripción de convenios con los organismos competentes.

f) En general y al amparo del artículo 11 de la presente Ley, todas las acciones positivas necesarias para corregir las situaciones de desigualdad en la producción y creación intelectual artística y cultural de las mujeres.

Como podemos constatar a partir de las iniciativas en defensa de la paridad que conocemos (concejalía de Cultura e Igualdad del ayuntamiento de Cartagena, Teatro Español de Madrid, comprometido con la paridad en su programación de la temporada 2017, entre otras), el cumplimiento del artículo 26 depende exclusivamente de la voluntad política de los gobernantes, puesto que buscar esa paridad no comporta incremento económico alguno, sino solo el esfuerzo de salir de la inercia institucional y patriarcal, observar más ampliamente la realidad y empeñarse en visibilizar a las mujeres en todos los ámbitos de la cultura.

Los argumentos sobre que no hay mujeres en determinado ámbito cultural (el colectivo de mujeres cineastas, CIMA, creó el premio Haberlas Haylas, para romper con esta frecuente y falsa objeción), que las que hay no son las mejores, o que no desean mostrarse en la esfera pública, han sido ya sólidamente rebatidos en demasiados foros como para, a pesar de su redundante aparición, detenernos aquí en desmontarlos.

Hay mujeres en la cultura, tan competentes o más que sus compañeros varones, ustedes solo tienen que buscarlas.

Las instituciones públicas han de cumplir la ley, háganlo pues: programen paritariamente las actividades culturales, elijan jurados con igualdad de género, organicen actos donde la sociedad pueda verse reflejada en su diversidad, superando el 18% de participación de las mujeres, que suele ser el porcentaje más habitual en la cultura desde hace ya demasiado tiempo.

Cada gestor, por pequeño que sea, debe ponerse manos a la obra. Cada agente de la cultura, invitado a cualquier tipo de acto no igualitario, está siempre a tiempo de denunciar esa mesa, esa exposición, esa programación, y animar a que se cumpla la ley, porque la lucha por la igualdad es tarea de todos, y todos debemos contribuir a ella hasta lograrla.