El martes, en un programa de humor de la televisión, se hablaba de las cuestiones sobre las que no se deben hacer chistes. Varios cómicos explicaron, con mejor o peor fortuna, los temas sobre los que nunca se debe bromear porque podría costarles muy caro, incluso la muerte, como ocurrió en Francia por dibujar a Mahoma en la revista Charlie Hebdo. En un momento del programa pusieron un video en el que se veían palabras o conceptos sobre los que los humoristas tienen problemas a la hora de hacer reír: sordos, tullidos, cáncer, religiones, homosexuales, Murcia, etc...

En una revista nacional, también de humor, ha salido una historieta con el titular '¡Murcia, qué corrupta eres!' Es una tremenda barbaridad, y lo que se dice en ella otra pasada de rosca tremenda, pero lo cierto es que está ahí y que está dando vueltas, no solo en la revista, sino también por las redes sociales.

En todo este proceso político en el que los que vivimos en esta Región estamos inmersos desde hace unas semanas es raro el día en el que no aparezcamos en todos los medios de comunicación. Dudo que un asturiano o un catalán supieran quién es Pedro Antonio Sánchez hace unos meses. Ahora todo el mundo lo conoce. Sin embargo, los ciudadanos que vivimos aquí, que creíamos conocerlo, apenas lo reconocemos. Quizás él y los políticos que lo rodean piensen que lo que está pasando con la imagen de la Región no le afecta a la gente que va por la calle, a la que trabaja en una tienda o en una oficina de Cartagena, San Javier o Moratalla, pero sí está ocurriendo algo que se palpa en cualquier rincón de nuestra Comunidad. La gente se indigna al ver a Murcia tratada así, y, después, pasa. El personal se aleja cada día más de los que están gobernando. Hay una desafección total al mundo político y cada día a más murcianos les importa un huevo lo que pueda ocurrirle a Pedro Antonio, a Miguel Sánchez o a cualquiera de los demás, y sufre por lo que todo el mal que se le está causando a la imagen de la Región de Murcia.

A la hora de analizar la situación que se ha creado, no sé yo si alguien, algún hombre o alguna mujer, algún consejero o consejera, diputado o diputada, militante o militanta, se habrá atrevido a poner sobre una mesa de reunión este factor resultante de la crisis, si lo habrán observado como lo he hecho yo y muchos otros a los que podrían preguntarles, y lo habrán sometido a la consideración de sus jefes, si es que ellos no se ha dado cuenta. «La gente está hasta las narices de nuestros líos y no quiere ni hablar del tema, como si no les afectase, como si nosotros fuéramos seres aparte, un grupo de personas con las que no tienen nada en común». Los ciudadanos, al ver que, pongan el telediario que pongan, conecten la emisora de radio que sea, lean el periódico que suelan leer, regional o nacional, se encuentran con Murcia, su Región, y los asuntos de sus políticos, y allí están ellos haciendo declaraciones o huyendo de los periodistas, respondiendo preguntas o evitándolas, y que todo ello se refiere a sus problemas, a los de estos políticos, y jamás a los que está sufriendo a diario estos ciudadanos. Cuando ocurre todo esto, ponen una cara de malestar, de aburrimiento, de estar más que hartos e indignados, y después tratan de olvidarlos, de pasar de ellos olímpicamente, si es que pueden.

Quizás estos dirigentes se sientan bien. El PP porque está comportándose como un partido unido, hecho una piña alrededor de su líder. Ciudadanos porque está exigiendo que se cumpla lo que pactaron. Podemos porque está arremetiendo con todo contra PAS. El PSOE porque se está ofreciendo como alternativa de Gobierno. Pero lo cierto es que la Región es ahora carne de chiste, objeto de caricaturas, noticia de apertura en los medios de comunicación, por algo totalmente negativo. Y el SOS se llama ahora WAM. (WE ARE MURCIA, Nosotros somos Murcia). Tócate la flor, María, lo que somos, en lo que nos están convirtiendo.