No debí meterme en un partido político. Lo veo muy claro ahora, pero no lo hice en su momento y a buenas horas mangas verdes. Esta idea no me abandona desde que surgió el tema del presidente Pedro Antonio Sánchez y sus problemas judiciales con lo de la Púnica. Bien es verdad que todo parecía ser una metida, la píldora envenenada que le habían intentado hacer tragar unos indeseables y que afortunadamente el no llegó a deglutir, sino que se quedó con la pastilla en una mano, el vaso de agua en la otra, y, bien sea porque saltó la trama y comenzaron a detener a gente, o porque le dio asco el pastillazo, el caso es que nunca llegó a ponérsela encima de la lengua. Pero, una vez que se armó la de Dios, cuando el juez y las fiscales vieron motivo de investigación de su caso, es cuando el partido, el PP entero, como un solo hombre y una sola mujer, se lanzó al respaldo, a la defensa absoluta del presidente Sánchez.

Quiero que ustedes piensen un poco en por qué digo esto de que yo, o cualquier persona humana, debería afiliarse a un partido político. Imagínense que uno de nosotros, los no afiliados, mete la pata en algo, no sé, cualquier cosa, se va de putas, por ejemplo, o incluso, viendo lo que le ocurrió al el presidente con lo del contrato con la Púnica, su equivalente sería que fuimos al puticlub, que acordamos el precio con la prostituta, que fuimos a la habitación, y que cuando ella se desnudó, salimos corriendo. El tema se descubre y es posible que, si lo hubiera hecho yo, tras dar las oportunas explicaciones a mi familia y a mis amigos (por ejemplo, que estaba deprimido o borracho, o que iba con no sé quién y me arrastró sin que yo pudiera evitarlo) y haber pedido perdón, algunos de mis hijos, de mis nueras o mi mujer se hubieran mostrado comprensivos y me hubiera defendido. Pero, ¿todos? Vamos, ni de coña. Y sé que me quieren, pero estoy seguro de que todos no.

Sin embargo, con Pedro Antonio Sánchez el cierre de filas ha sido total, a veces hasta llegar a hacer el ridículo. Hubo una entrevista en una emisora regional a un portavoz del PP de aquí que fue realmente de chiste. El periodista le hacía una pregunta, no sé, la que sea, y el portavoz contestaba que Sánchez es un hombre muy trabajador que solo quiere el bien de la Región de Murcia. Le preguntaban otra cosa, y él respondía que sí, o que no, para añadir inmediatamente que el presidente es un hombre muy trabajador que solo quiere el bien de la Región de Murcia. Y así hasta ciento. Yo diría que al menos el 90% de las respuestas fue esa misma. Sonaba que te indignabas, o que te partías de la risa.

Para qué les voy a comentar la respuesta de la consejera portavoz a la pregunta de un periodista sobre cómo se enteró Sánchez de que los fiscales del Supremo opinaban que no había que investigarlo, siendo esa una información no pública. «¿Usted descubre sus fuentes de información?» Como si fuese lo mismo el trabajo periodístico que el acceso a información reservada al ámbito judicial. Solo le falto decir a continuación que Sánchez es muy trabajador y solo quiere el bien de la Región de Murcia.

Y Cospedal poniendo la mano en el fuego, y el ministro de Justicia, en una entrevista en la Ser el jueves por la mañana, defendiendo a nuestro presidente a tope, y Rajoy igual, y el fiscal general mandando a los suyos que no acusen, todos a una en defensa de la inocencia de Pedro Antonio Sánchez.

Y de ahí lo que les decía ¿Por qué no me apuntaría yo a un partido político para que, si metía la pata, me defendieran a tope? Porque soy tonto. Lo único en mi defensa es que realmente pienso que hubiera sido mucho más efectivo que, tras la salida de Sánchez diciendo que nunca firmó nada, ni hubo nada acordado en firme, muchos habríamos pensado que efectivamente intentaron metérsela pero que no llegaron a introducírsela, y ya que investigaran lo que quisieran. Y los demás a decir que respetan lo que diga la Justicia. Y ya está.