Parecía misión imposible y es una realidad: un magnate bañado en dólares ocupando la Casa Blanca y dirigiendo los destinos (o los desatinos, según sus enemigos) del todavía país más poderoso del mundo. El caso de Donald Trump ha abierto una vía inesperada de acceso al Despacho Oval: ya no es necesario tener detrás una carrera esencialmente política ni pertenecer a una familia de genes presidenciables ni formar parte del núcleo duro de un partido. Y en ese nuevo panorama surge el rumor creciente de que otro hombre llegado del mundo de la empresa podría estar pensando seriamente en aspirar a la presidencia de Estados Unidos.

Se llama Mark Zuckerberg, tiene 12.000 millones de euros en su cuenta nada corriente y es el todopoderoso dueño de la red social Facebook, una de las maquinarias de comunicación y propaganda más poderosas de la historia, con 1,600 millones de usuarios activos cada mes y una fuente inagotable de datos sobre los mismos.

Siempre ha habido rumores sobre gente famosa con aspiraciones presidenciales, como Robert Redford, Warren Beatty o Angelina Jolie, pero solo Arnold Schwarzenegger se atrevió a dar el paso del estrellato a los despachos políticos como gobernador de California, con resultados más bien deplorables. Pero Zuckerberg no es un actor con meras inquietudes sociales que le lleven a luchar por el medio ambiente o ayudar a las ONG con su imagen. El cofundador de Facebook ha dado muestras de que el cuerpo le pide marcha política, y, aunque afirma que solo le importan Facebook y sus obras filantrópicas, crecen las sospechas de que en su incansable mente podría estar fraguándose la idea de presentarse como sucesor de Trump en 2020, arrimando el ascua demócrata a su sardina de Silicon Valley. La revista Vanity fair lanzó la pregunta sin titubeos: «¿Será Zuckerberg nuestro próximo presidente?». Para entonces tendrá 36 años, uno más de lo que se necesita por ley para ocupar el cargo.

Si el año pasado se vieron indicios cuando la compañía aprobó la posibilidad de que su fundador se tomase una excedencia voluntaria para trabajar en el Gobierno sin perder el control sobre Facebook, este año Zuckerberg lanzó un propósito que parece un entrenamiento para una carrera futura: recorrer todos los estados que aún no conoce. Le faltan 30 de 50. Sería la precampaña más larga de la historia. «Tras un tumultuoso año, mi esperanza es salir y hablar con más gente sobre cómo están viviendo, trabajando y pensando en el futuro», escribió el consejero delegado en su muro, cuya coordinación y moderación está en manos de un potente equipo de profesionales que ya estarían sobradamente curtidos en caso de iniciar la conquista de la Casa Blanca desde las catapultas digitales.

También llama la atención que haya reclutado para su fundación Chan Zuckerberg Initiative a los directores de campaña del demócrata Obama en 2008 (David Plouffe) y del republicano George W. Bush en 2004 (Ken Mehlman). Gente que sabe cómo construir un candidato ganador. Y otro dato: la felicitación de Navidad en Facebook era un canto entusiasta a la importancia de la religión, lo cual sorprende viniendo de alguien que siempre se había declarado ateo. La religión, es obvio decirlo, cuenta mucho en un país como EE UU. Un candidato sin fe es un candidato en el que pocos creen.

Y no olvidemos que durante la pasada campaña electoral, Zuckerberg denunció «voces que infunden miedo y piden construir muros y distanciar a las personas». Más claro, Trump. «Tenemos una política migratoria extraña para una nación de inmigrantes. Y esa política no encaja con el mundo actual», escribió en un periódico cuando puso en marcha el grupo de presión FWD.us junto con otros mandamases de Sillicon Valley como Bill Gates, creador de Microsoft. Las distancias están marcadas y la tumultuosa presidencia de Trump seguro que las aumentarán,.

Escribió un periodista norteamericano de la revista Vanity fair que Zuckerberg sueña con ser emperador. Al menos, le gusta serlo cuando plantea batallas en juegos de estrategia como Risk o Civilization. ¿Cuál será el próximo movimiento de sus tropas? Conviene recordar que el exitoso programador no solo leyó la Iliada siendo niño sino que la memorizó. Citemos a Homero: «Ningún hombre nacido de mujer, valiente o cobarde, puede escaparse de su destino». Podría publicarse en el muro de Mark Zuckerberg en cualquier momento.