El entusiasmo es, según la RAE en sus dos primeras acepciones, la «exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive. Adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño». Y friki, en su tercera acepción, «la persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición».

Desde hace algún tiempo vengo pensando mucho en este concepto, en la idea de estar encandilado, obsesionado y entregado a una causa, sea esta la que fuere. En esa sensación de que algo te apasione por encima de todo. Yo nunca me he sentido especialmente fanática de nada y quizás por eso, en algunos momentos, me ha costado entender la rendición de algunas personas a una causa. Incluso he tachado este comportamiento de frikismo, de extrañas e infantiles conductas poco apropiadas en personas de determinada edad. Sin embargo, la vida y los años te van enseñando cosas; y como rectificar es de sabios, he aprendido a aceptar mis errores y entender que esa pasión por algo marca la diferencia entre las personas felices y aquellas que no lo son. La vida es lo suficientemente dura, ingrata, insulsa, frágil y/o vacilante para convertirnos en individuos inestables, débiles y/o afligidos y ese entusiasmo es lo único que nos salva y nos aleja de ser personas grises, mortecinas y absolutamente faltas de gracia. Perfil este último que dista mucho, muchísimo, de lo que yo quiero ser y en lo que quiero convertirme.

Por eso ahora me encanta ver, conocer y descubrir gente apasionada por algo, incluso aunque me cueste entender el motivo o el objeto de su pasión. Gente loca con la Semana Santa, sus hermandades y sus cristos; gente que disfruta con la comida; gente fanática del manga japonés; gente obsesionada con las rancheras; gente aficionada a un equipo; gente rendida al veganismo€ el entusiasmo en cualquiera de sus expresiones.

Con la mayoría de ellos probablemente no comparta gustos, aunque si manifiesto todo mi respeto, pero me transmiten muchísima vitalidad, buen rollo y ganas de vivir.

Me gusta la gente desmesurada con desmesuradas pasiones. Me gustan los que cometen locuras por amor, los que cruzan océanos por sus grupos de música favoritos, aquellos que invierten todos sus ahorros en un viaje a la meca del cine€ me gustan los que hacen de esta vida algo interesante, algo divertido. Por el contrario, cada vez me asustan mas las personas faltas de aficiones.

Decía el Premio Nobel de la Paz Albert Schweitzer que «los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma» y yo, incluso el día que las arrugas envejezcan mi rostro, no quiero tener un alma arrugada . El entusiasmo es el empeño por vivir, por eso me molan los frikis.