Cuando estuvimos en el campo de refugiados de Ritsona, fuimos a grabar, entre otras cosas, entrevistas para seguir concienciando y sensibilizando a nuestra vuelta a Murcia. Habían personas refugiadas que no querían porque sencillamente estaban cansadas de tantas entrevistas, de tantas televisiones, de fotografías, era comprensible, porque ellos tenían la esperanza de que sus testimonios, unidos a la imágenes sirvieran para algo, sirviera para recuperar sus vidas. Habían pasado meses y todo seguía igual y sin futuro. Reflexionando sobre esto, creo que estamos inundados de imágenes sobre las realidades que reflejan el drama humano por diversos conflictos. La realidad en su crudeza la conocemos, o por lo menos la podemos conocer. La gran dificultad es cómo podemos transformar esta realidad cruel para millones de seres humanos. ¿Cómo? Se admiten propuestas.