La larga crisis económica que estamos viviendo parece haber cambiado muchas cosas, incluso el paso de algunos partidos que parecen estar en la búsqueda del camino perdido. Algo que quizás se perciba más nítidamente en los partidos socialistas que, como en Francia, Alemania y España, han celebrado o celebrarán sus primarias para enfrentarse en las próximas elecciones en sus respectivos países a los partidos de derechas que, como ya se sabe a lo largo de la historia, se mueven mejor en tiempos de crisis porque, queramos o no, el votante torna a mucho más conservador cuando el futuro se presenta un tanto incierto.

Es inevitable que en estos procesos se perciba la manera de entender la vida de cada pueblo, porque son fases del comportamiento donde las pasiones se desatan y es ahí donde se refleja la manera de hacer de cada uno. Así es que, mientras que los socialistas alemanes han procurado realizar las cosas de una forma que dañe lo menos posible al partido, los franceses han montado un poco más de ruido y los socialistas españoles están a punto de utilizar hasta tambor y cornetín. Y me explico: los socialistas alemanes han dado muestras de una mayor frialdad en sus análisis y han procurado evitar un enfrentamiento entre sus líderes. Por esto, el expresidente del Parlamento Europeo, Martín Schulz, será el candidato del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en las elecciones generales de septiembre, y tendrá que enfrentarse a Angela Merkel gracias a que el líder actual del partido, el vicecanciller Sigmar Gabriel, ha decidido no interferir en su elección para no perjudicar al partido. Porque aunque en España extrañaría que ocurriese algo así, en Alemania, las cosas, al parecer, se hacen de manera mucho más pragmática y ha sido el mismo Gabriel el que ha propuesto a Schulz como candidato y presidente del SPD, habiendo sido ratificado por la ejecutiva del partido por unanimidad, quedando a la espera de que un congreso extraordinario las ratifique definitivamente en marzo. Y todo esto porque Gabriel se aparta de la carrera electoral «para mejorar las posibilidades de éxito» de los socialdemócratas, según ha manifestado.

En Francia no llegaron a ningún acuerdo, pero los socialistas franceses presentaban solo dos candidatos a las primarias: el exprimer ministro Manuel Valls, y otro exministro, Benoît Hamon, que ya es el candidato de los socialistas al Elíseo tras superar en la segunda y definitiva vuelta de las primarias a Valls, no dejando al parecer grandes fracturas en el partido, y aunque según Hamon, «la izquierda levanta la cabeza», no debería de ser tan optimista teniendo en cuenta que los expertos consideran que deberá intentar una alianza con los radicales de Jean-Luc Mélenchon, apoyado por los comunistas y una rama de Los Verdes. Vamos, mucho camino por recorrer.

Y bien, nos queda España, donde ya tenemos anunciadas dos candidaturas para las primarias del PSOE, Patxi López y Pedro Sánchez, y se está a la espera del anuncio de que Susana Díaz también se presente, y es que nosotros somos así. Nada de hacer como los alemanes; impensable aquí, y puestos a hacer ruido, tampoco como los franceses. Aquí no, aquí tres candidaturas porque, aunque Susana Díaz no ha dicho al respecto 'esta boca es mía' ya no puede continuar entre dos aguas, ha de tomar una decisión y creemos que ha de tomarla ya. Y si una confrontación entre López y Díaz hubiese transcurrido siempre, por los cauces de un cierto buen gusto, nos tememos que la irrupción de Sánchez evitará que esto ocurra así. La ruptura en el partido tras las primarias se presenta inevitable y, sea cual sea el resultado, el daño estará hecho, porque jamás anteriores primarias se vivieron con esta sensación de enfrentamiento y es que, como para todo en la vida, el rencor no es aconsejable.