El guión del 39º Congreso Federal del PSOE se lo está escribiendo a Susana Díaz precisamente Eduardo Madina, que ella misma se encargó de neutralizar cuando creyó que lo oportuno era tener a mano y de modo provisional para las chapuzas más inmediatas de la casa a Pedro Sánchez. El problema es que Sánchez, ´el candidato de la militancia´, como él gusta llamarse, tenía otros planes, no se conformó con ser el chico de los recados y empezó a pensar más en sí mismo que en el partido. En eso tiene razón, Susana Díaz: los políticos, todos, incluso nuestra briosa andaluza, abrigan la ambición como antesala de cualquier tentativa pero a nadie se le ha notado tanto como al exsecretario general, que entró por la derecha y proyecta su nueva huida hacia adelante, por la izquierda.

Lo primero que hay que hacer en un partido serio y con aspiraciones de gobernar un país es dotarlo de sentido y cierta solidez de planteamiento para que se pueda mover en una dirección inequívoca. La del PSOE de Susana Díaz, Madina y Rubalcaba consiste en volver al ideario del socialismo democrático que, sin embargo, no encaja en las exigencias de una militancia que Sánchez pretende conducir hacia una izquierda mucho más indigente. En Francia, esa izquierda, que encabeza Hamon, le ha ganado la partida a otra más realista y socialdemócrata. En el Reino Unido, Corbyn se ha echado en brazos del populismo renunciado al talante europeísta que caracterizó al Labour Party.

Con esta tendencia al alza, lo que se juega el PSOE es la podemización, con o sin Podemos, o el civilismo socialdemócrata. Cualquiera puede ganar unas primarias (los socialistas son conscientes­ de ello) aunque el favorito sigue siendo el que controla el censo y el aparato.

El susanato parte con ventaja, pero...