Se habla poco de la peligrosidad que conlleva dedicarse a esto. Al articulismo crítico, me refiero. Vale que no es una actividad tan de riesgo como la de bombero, o artificiero, o docente de secundaria, pero ey. Un poco de empatía. Imaginaos que se acerca el plazo de entrega y aún no tenéis pensado ni el tema. Imaginaos tener que decidir, en días como éstos, por qué causa romper una lanza, cuando tienes clavadas en el costado una docena: el regalito del concierto de la FP y el bachillerato para la enseñanza privada, mientras algunos centros públicos se caen a trozos, por ejemplo (habría que hacer un especial con la Sánchez-Mora); la alevosa subida a degüello del kilowatio / hora en plena ola de frío (mas el recurso al Constitucional que han presentado desde Génova contra la reciente ley murciana que podría impedir los cortes de luz en la Comunidad); la condena de un año de cárcel al cantante César Strawberry, por cuatro tuits; la monstruosidad de dejar congelarse a miles de refugiados sirios, en los campos del Este de Europa; el bochornoso real decreto ley, pactado de urgencia entre PP, PSOE y C´s, para eximir a la banca de la devolución de la mayoría de las cláusulas suelo; el rumboso viajecito de medio Gobierno regional a Fitur, a vender un vergonzante filtro de Instagram sobre el Mar Menor ´ahora´, o, quizás, el tufillo a Cristo Rey del discurso de investidura de ese villano de la Marvel devenido presidente de los EE UU.

¿Visualizáis ya el estrés? Y a eso se suma lo otro: la necesidad de que no se olvide todavía toda la batería de asuntos de la semana pasada: la chanante subida de sueldo del alcalde de San Javier, la actuación de la Fiscalía contra la tuitera Cassandra, la operación para salvar al soldado Trillo y colarlo sin más en el Consejo de Estado, etecé etecé etecé. Pienso, luego #JeSuis, pero ya no sé ni qué #JeSuis. Ni me acuerdo de las veces que hemos tenido que cambiarnos estos días la foto del perfil.

Y, para rematar, queda la sospecha: esto lo hacéis a casico hecho, ¿sí o qué? Esta acumulación, me refiero. Ya hemos leído a Naomi Klein, ya nos sabemos el truco de la doctrina del shock. ¿Alguna lumbrera pepera ha decidido juntar todas las putadas en plena cuesta de enero, aprovechando que el PSOE ha entrado en modo firmatodo, from lost to the river, que la calle está muy fría y que Unidos Podemos se encuentra en fase de reflexión? No quiero sonar conspiranoico, pero a los plumillas de izquierda nos tenéis echando el bofe. Por no hablar del incendio en redes sociales, del humo que sale de las ruedas de ratón (tal vez de hámster) de esos supuestos activistas de sofá que estáis intentando cortocircuitar. Con un poco de suerte petamos change.org, ¿no? Pues mira, no. Tengo malas noticias. Somos gente, no hámsters. A poco que nos ponemos a girar de indignación, acabamos saliéndonos del ruedo previsto. Actuando de formas no deseadas. Preguntando por las cosas sobre las que no se podía preguntar. Organizando lo inesperado. Como dice el gran René Pérez, ´Residente´, el volcán de la sociedad civil no está en erupción, pero tiene lava. Mientras quede una chispa y me dejen, aquí estará el menda, haciendo su parte, juntando estas letras, todos los martes.