El Estado somos todos. Por tanto, es una afrenta para el conjunto de los ciudadanos que la ministra de Defensa pida perdón a las víctimas del Yack42 «en nombre del Estado», es decir, en nombre de las propias víctimas. El Gobierno del PP vuelve a tomarle el pelo a los familiares de los asesinados en el Yack42 al asumir inevitablemente al pie de la letra, faltaría más, el dictamen al respecto del Consejo de Estado, que señala la ´responsabilidad patrimonial´ por los efectos del accidente que provocó 62 muertes de militares españoles por negligencia multiplicada del ministerio de Defensa. No hay, pues, generosidad alguna en el lloroso reconocimiento de Cospedal, pues está perfectamente calculado. El perdón que las víctimas vienen solicitando no es el del Estado, ese ente abstracto que ni sufre ni padece, sino el del Gobierno del PP, integrado por personas con nombres y apellidos que fueron quienes condujeron a la muerte a los militares españoles. En puridad, el perdón de Cospedal no debiera haber sido expresado «en nombre del Estado», sino ´pedido´ al Estado. «Pido perdón al Estado por lo que nuestro Gobierno hizo en su nombre». Esto habría sido lo correcto.

Tan extremadamente grosero es que Trillo quisiera salvar su santísimo culo pretextando que el accidente del Yack42 se debió a un ´error humano´ que la actual ministra inicie su campaña para compatibilizar Defensa con la secretaría general del PP anunciando que ella no es una persona ´soberbia´, un poco subliminal mensaje para distinguirse del cartagenero y recibir aplausos de Grupo Parlamentario de su partido, cuyos integrantes, cinco minutos antes, aseguraban que no había que pedir perdón por nada. Y parece mentira que los primeros líderes de la oposición, Iglesias, Rivera y uno de los gemelos Hernando, el socialista, no reaccionaran con rigor al timo de la comparecencia.

Mientras tanto, Bárcenas introducía en sede judicial un nuevo palabro que desbancará al de ´posverdad´ como el hallazgo del año, para evitar ´caja B´, que suena fatal: la extracontabilidad. Resulta que la pasta en negro que maneja el PP, en diferido y en simulación, términos ingeniados por Cospedal, es extracontable, lo que da a la artimaña una honorabilidad conceptual desde la jerga administrativa. Pues bien, así hay que entender la posición de la ministra de Defensa: el suyo es un perdón extracontable, como la caja B de Bárcenas, pues no requiere de asunción de responsabilidad alguna. Se trata de admitir la fechoría para seguir perpetrando otras. El círculo religioso de confesar los pecados, recibir el perdón, y volver al domingo siguiente con otro ramillete de pecados perdonables. Todo queda en el confesionario.

El Estado pide perdón. Vaya estupidez. El Estado lo integran los ciudadanos, los partidos, la Corona, el sistema... El Estado somos todos y no es nadie. Quien tendría que pedir perdón por el asesinato de 62 militares españoles a causa de la negligencia del Gobierno debieran ser el presidente del momento, José María Aznar, y su ministTrillo de Defensa, y a la vista de que éstos no lo han hecho después de catorce años, el actual presidente, Mariano Rajoy, y la propia Cospedal en nombre propio y de su partido, sin meter al Estado, que somos todos, en este asunto criminal. Golfos.