Muchas veces, en mi soledad mental, pienso si el comportamiento de las personas ha sido siempre igual que ahora, y no se sabía porque las noticias no las teníamos al instante, ni en ningún momento. Hoy día cualquier evento lo tenemos al segundo siguiente, imágenes incluidas. Por otra parte, hemos de tomar los datos que nos llegan con prudencia y contrastar la veracidad o no de los mismos; ya que con elementos reales se enmascaran bulos, interesados o no.

Es tal la cantidad de hechos que nos llegan, que me pregunto si son novedosos muchos de ellos o ya existían pero no teníamos detalles de los mismos. Uno de estos usos lo estamos conociendo estos días por la prensa, el denominado El Muelle. Tengo que señalar que no es la primera vez que esta noticia aparece en los medios y puede tratarse de recurrente. Así, ya se habló de ello en 2014 . Hay que tener cuidado de todas formas, pues cuando el río suena... Si tomamos en cuenta la preocupación paterna sobre temas relacionados con las posibles prácticas sexuales de sus hijos tenemos que dar a conocer que es esta nueva modalidad de posible hábito sexual.

El Muelle es un juego sexual que consiste en que los chicos se sitúan en círculo sin ropa interior y, mientras mantienen la erección, las chicas se van sentando sobre ellos alternativamente cada treinte segundos forzando una penetración. El que primero eyacula, pierde.

Aún no se ha establecido como moda, posiblemente nunca lo sea, pero su frecuencia está aumentando. Según se sabe, este ´juego´ no es una novedad en América Latina, donde estas peligrosas prácticas entre adolescentes son más frecuentes. Casi siempre envueltas en un ambiente plagado de consumo de alcohol, y en ocasiones también de droga. Conocido aquí también como Ruleta Sexual, recibe el nombre de Carrusel allende los mares, y ha provocado hechos tan alarmantes como los que se publicaron en Colombia hace tres años: 6.967 embarazos no deseados se registraron entre niñas de 10 a 19 años.

En España, en alguna zona de Madrid, ha aumentado el número de menores embarazadas en 2016. Hay que dar la voz de alarma y concienciar a nuestros jóvenes para que tengan cuidado con modas que, pareciendo inocentes, encierran un gran peligro. Peligro consistente en casos de adolescentes con enfermedades de transmisión sexual. Según informaciones y datos recabados, los adolescentes están empezando a normalizar este tipo de prácticas y crean una relación de desigualdad entre los niños y las niñas. Son ellas las que se suben encima, van girando. Ellos controlan la eyaculación, se lo toman como una práctica de poder. Las chicas se prestan a ello porque quieren demostrar estar más liberadas sexualmente. Los chicos compiten entre sí para ver quien es el más macho, el que más aguante posee.

Según sexólogos, los chicos, después, pueden tener problemas de erección y de control de la eyaculación. Ahora bien, lo peor es para ellas, ya que el dolor que les está suponiendo ser penetradas sin previa excitación les produce vaginismo; la vagina está contraída y así se producen desgarros y heridas.

El sentido de expresar estos hechos en voz alta es para alertar a nuestra muchachada y, en la medida de lo posible, poner freno a cuestiones peligrosas que derivan de lo siguiente: las chicas son las que están más indefensas, pues a pesar de que los chicos se pongan preservativos, ellas son las que van rotando y entran en contacto con las secreciones de los demás. Por lo que aparece el VIH, la hepatitis C, sífilis, gonorrea, el Virus del Papiloma Humano (VPH)? Nos podemos plantear: ¿por qué se llega a este ´juego´? La respuesta puede venir de la mano de los adolescentes, ya que son cada vez más precoces y acceden antes al consumo de alcohol, drogas y sexo. Se aburren rápido y buscan formas alternativas de divertirse sexualmente.